Guerra total
La Reserva Federal ha declarado la guerra total a la recesión. Su decisión de rebajar los tipos de interés, hasta casi eliminarlos, supone una medida excepcional. La utilización de todo el arsenal monetario pone de manifiesto dos cosas. Una, que la situación de la primera economía mundial es peor que grave. Dos, que la determinación de atajarla es firme y decidida. Tras las innumerables declaraciones dirigidas a tranquilizar a los ciudadanos y a devolverles la sensación de seguridad perdida con la crisis, y después de emplear y/o comprometer cientos de miles de millones de euros para salvar a un sector financiero que amenazaba con el colapso, la FED lanza al ataque al grueso de su ejército. Se trata de reactivar la demanda, que ha huido en persecución de la confianza. Las familias han dejado de consumir, aterradas ante el futuro y las empresas de todo el mundo y de todos los sectores languidecen. Esta es la segunda ola de la crisis y probablemente la más complicada de superar. La estabilidad del sistema requiere rebajar el terrible endeudamiento de las familias y las empresas para recomponer su situación financiera; pero la actividad global necesita que las primeras consuman y las segundas inviertan si no queremos gripar el motor que hace girar al mundo de la economía.
Actualizado: GuardarEn este sentido, las rebajas de los tipos constituyen siempre una buena noticia. No sólo porque incrementan el atractivo de la inversión a riesgo y facilitan el consumo a crédito; sino porque alivian el esfuerzo financiero que las familias y las empresas deben afrontar para cumplir los compromisos crediticios adquiridos. Ese alivio se traduce a fin de mes y directamente en más dinero en el bolsillo y en la caja. El rapidísimo descenso de la inflación ha permitido el retorno a una política monetaria laxa. Extraordinariamente laxa. Y ya saben lo que ocurre cuando usas todo tu arsenal contra el enemigo. Si no le derrotas, estás perdido. ¿Qué más podrá hacer la FED si esto tampoco da resultado? No quiero ni pensarlo.