Abhisit Vejjajiva.
MUNDO

La oposición toma el poder en Tailandia

Vejjajiva, elegido primer ministro por la deserción de varios diputados de la hasta ahora coalición de gobierno

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Lo que no pudieron hace un año las urnas, lo han logrado ahora las deserciones de varios diputados de la, hasta ahora, coalición en el Gobierno de Tailandia. Después de medio año de asedio, la oposición ha conseguido por fin tomar el poder en este país del sureste asiático y nombrar a un nuevo primer ministro. El elegido ha sido Abhisit Vejjajiva, quien dirige el Partido Demócrata. A sus 44 años se ha convertido en uno de los jefes de Gobierno más jóvenes del mundo al obtener 235 votos del Parlamento, frente a los 198 sufragios cosechados por su rival de la coalición gubernamental, el antiguo jefe de la Policía Pracha Promnok.

Aunque la coalición en el poder ganó las elecciones de diciembre de 2007, desde mayo ha venido sufriendo una feroz campaña de acoso y derribo promovida por la Alianza Popular para la Democracia (APD). Para desestabilizar al Ejecutivo, miles de manifestantes de dicho grupo, que representa a la oligarquía y la clase media urbana y se declara leal al venerado rey Bhumibol, ocuparon en agosto la sede del Gobierno y, a finales del mes pasado, los dos aeropuertos de Bangkok, sumiendo a Tailandia en el caos y atrapando en una semana a unos 350.000 turistas que no podían abandonar el país.

Después de que la semana pasada el Tribunal Constitucional disolviera por fraude electoral a tres formaciones políticas de la coalición gubernamental, entre ellos el Partido del Poder Popular (PPP), el Parlamento eligió ayer a un nuevo primer ministro para relevar al hasta ahora jefe del Gobierno, Somchai Wongsawat, inhabilitado durante cinco años. Aunque sus seguidores habían formado un nuevo grupo, el partido Puea Thai, para seguir en el poder, numerosos diputados de dicha formación y de la coalición gubernamental se han pasado a las filas del Partido Demócrata para darle la mayoría en la Cámara. Por ese motivo, cientos de partidarios del Ejecutivo se manifestaron frente a las puertas del Parlamento y tuvieron que ser desalojados, pero no consiguieron impedir la votación.

«Le doy las gracias a todos los diputados que han votado por mí, pero no hablaré de mi programa político hasta que reciba la autorización real», se limitó a decir Abhisit, un tailandés de origen británico y educado en Oxford que se convierte así en el vigésimo séptimo primer ministro que rige los destinos del país de la sonrisa.

Abhisit llega al cargo en una nación profundamente dividida y que asiste a una auténtica lucha de clases. Por una parte, están la oligarquía y la clase media urbana que, con el respaldo del Ejército y del rey Bhumibol, le apoyan a través de la plataforma cívica APD, pero deberá enfrentarse a los seguidores del ex primer ministro Thaksin Shinawatra. Actualmente en el exilio y condenado por corrupción, este antiguo policía que hizo fortuna con las telecomunicaciones dirigió el país desde 2001 hasta que un golpe de Estado incruento lo derribó en septiembre de 2006.

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Tras un año bajo el gobierno de una junta militar, los comicios celebrados en 2007 volvieron a darle la victoria a los partidarios de Thaksin, que cuenta con grandes apoyos en el mundo rural, no sólo por la habitual compra de votos a los campesinos, sino también porque es el único que ha hecho algo por ellos. Ahora está por ver la reacción de sus seguidores, que el fin de semana se concentraron en un estadio de Bangkok para ver un mensaje grabado por Thaksin desde el extranjero donde denunció la «intromisión» del Ejército en la vida política de la nación.