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El edificio del Gallo Azul cambia de manos por un millón de euros
Pernod Ricard se lo ha vendido al empresario jerezano Carmelo López
Actualizado: GuardarLa compañía Pernod Ricard, propietaria del edificio del Gallo Azul desde la venta de Domecq, ha vendido este emblemático inmueble del centro de Jerez en una operación cifrada en un millón de euros. Según ha podido saber LA VOZ, el nuevo propietario del Gallo Azul es el empresario jerezano Carmelo López, propietario de la marisquería Gran Avenida. López ocupa un importante cargo de responsabilidad, precisamente, en Pernod Ricard -es director regional de ventas- lo cual, unido a que la firma quería deshacerse del inmueble prácticamente desde que lo adquirió, ha facilitado una operación que ha venido negociándose con total discreción en los últimos meses.
El Gallo Azul está ocupado en la actualidad por uno de los negocios de Restaurante Venta Juan Carlos, empresa que dirige el hostelero jerezano Juan Carlos Carrasco y que, según las fuentes consultadas por este medio, seguiría, de momento, con la explotación de las instalaciones.
El edificio ubicado en plena calle Larga y considerado como uno de los iconos más llamativos de la ciudad está coronado por dos luminosos de Fundador y fino La Ina y ha sido históricamente propiedad de Domecq. Tras la venta de la bodega, las multinacionales Beam Global y Pernod Ricard se repartieron las marcas e instalaciones, quedando el Gallo Azul en manos de los franceses. Según se puede leer en www.turismojerez.com, «esta edificación es de absoluta referencia en el centro urbano de la ciudad. La firma bodeguera Domecq lo mandó a construir como regalo a la ciudad de Jerez con motivo de la Exposición Universal de Sevilla de 1929».
De Aníbal González
El edificio, de carácter austero, cumple una interesante función urbanística al actuar como frente divisorio de las calles Larga y Santa María. Se trata de un proyecto del afamado arquitecto Aníbal González y Álvarez Ossorio.
En la línea del citado arquitecto, el edificio está realizado en ladrillo visto con alzado semicircular, cuyo cuerpo bajo presenta una galería abierta con columnas jónicas de mármol blanco. La fachada no contiene ningún tipo de adorno ni azulejo, a excepción del remate semicircular, flanqueado por dos jarras con azucenas. El edificio presenta un regionalismo con notas clasistas como las columnas del primer cuerpo y las pilastras corintias del segundo y tercer piso, estos últimos con arcos de medio punto.
El Gallo Azul es, sin duda, una parte destacada de la historia reciente de Jerez, que ahora cumple un nuevo capítulo en su existencia con este nuevo cambio de manos, de Pernod Ricard a Carmelo López.