La víctima de una puñalada pide que el agresor no vaya a prisión

La Audiencia Provincial de Cádiz celebraba ayer el juicio contra dos jóvenes de San Fernando acusados de participar en un apuñalamiento en Cádiz contra otro hombre, con el que se pelearon por la posesión de una dosis de cocaína.

En la refiega, la víctima sufrió dos cuchilladas que llegaron a poner en peligro su vida. Sin embargo, en una especie de acto de solidaridad con sus agresores, la víctima pidió al tribunal que los acusados no vayan a prisión: «Señoría, yo también he cometido delitos y he estado metido en la droga. Por eso pido que, si se les puede meter en un centro de desintoxicación en lugar de la cárcel, mucho mejor; porque en prisión uno no se rehabilita». Con esta sorprendente petición declaraba ayer este hombre, que habla por experiencia propia, ya que efectivamente se encuentra en prisión por un caso de drogas distinto al que ayer se juzgaba.

La reyerta en la que fue herido se produjo la madrugada del 15 de agosto de 2006 en el Paseo Marítimo de Cádiz, cuando el agredido se acercó a un grupo de cuatro jóvenes para pedirles un cigarro. Sin embargo, al darse cuenta de que uno de ellos tenía una papelina de droga, se las arrebató de las manos, huyendo a la carrera. Los cuatro jóvenes lo persiguieron hasta darle alcance en el barrio de la Laguna, donde uno de ellos lo apuñaló.

Aunque en la persecución se vieron implicados los cuatro jóvenes, sólo dos de los isleños se sentaron ayer ante tribunal de la Audiencia Provincial: Jorge R. -militar profesional- e Israel M., siendo el segundo quien asestó las dos cuchilladas. La fiscalía pide nueve años de cárcel para él, por un delito de homicidio en grado de tentativa. Al otro acusado, en cambio, se le imputa un delito de lesiones por dar una patada a la víctima. Ayer en cambio, si bien reconoció haber perseguido al agredido, alegó que no llegó a participar en el apuñalamiento.

«No quería herirlo»

En su declaración, ambos acusados añadieron nuevos detalles a los hechos, en un extraño intento de convencer al tribunal de que actuaban en defensa propia. Por ejemplo, los dos recordaron que la víctima hizo «un gesto amenazante de sacar un arma». E incluso el autor de las puñaladas aseguró haberle visto esgrimir un cuchillo.

En el juicio no faltaron declaraciones, cuando menos, incoherentes: como la versión dada por el principal acusado, que aseguró no recordar cómo consiguió la navaja: «A lo mejor me la encontré por la calle», llegó a insinuar. Alegó, además, que iba «ciego de hachís, coca y pastillas» y que los navajazos fueron «accidentales» ya que, aunque sacó el cuchillo, «no tenía intención de hacer daño» al otro hombre.

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