UNA FÁBULA

De fútbol y engañados

Usted y yo sabemos que eso de jugar a la pelota era algo que estaba muy bien cuando era un crío que apenas levantaba metro y medio del suelo. Luego llegaron otros intereses y se empezó a interesar por las compañeras de clase, las mismas que antes no soportaba. Vinieron los estudios y el trabajo. Y le acabó por caer encima la hipoteca, mala pécora. Si fuera pagano, la deificaría como el incomprensible hecho que todos ansían tener y que sirve para dejar en biquini la cuenta corriente después de cobrar la nómina. Pero no se me vaya usted por los márgenes, que le veo venir y en un descuido ya me estará parlando de la crisis otra vez. A lo que vamos. La pelota. Mientras todos estas vicisitudes iban y venían a su alrededor mientras se acostabahaciendo otros planes que nunca se cumplieron pasaba las tardes de sábado frente al televisor. Con una cerveza y unas aceitunas.

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Qué tiempos los de Futre. Con qué entusiasmo celebraba los goles, qué gritos dio cuando Caminero sentó a Nadal con aquel regate de dibujos animados, Simeone jugando con el brazo en cabestrillo Todo esto viene a colación del Barça y el Real Madrid, imagen que devuelve la tele de la sociedad dividida. Que si caballeros del honor, que si más que un club y demás monsergas que sólo se les pueden ocurrir a un grupo de preadolescentes que se juran amistad eterna, se hacen hermanos de sangre con una navaja y se hacen llamar Los Truenos cuando salen de casa las tardes de primavera con una pelota y un bocadillo.

Y un día le cuentan en las noticias que el equipo Tal ha fichado a Fulanito por una cantidad de dinero que cuesta pensar que pueda existir. Y el tal Fulano va a cobrar seis millones de euros al año, impuestos aparte. Y todo por darle patadas a una pelota. Hay que joderse.destrozando lo que se encuentre en su camino y destapando el horror, el horror... No conviene olvidar, en esta sangrienta historia, que los samuráis rebanan cuellos indignos a la mayor gloria de las élites, sus dueños. Los ricos.