Ahorra
La prensa especializada ha calificado como austeridad y espumillón de saldo la programación que nuestros canales preparan para las fechas navideñas. De repente parece haberles entrado a todos una insólita obsesión por el ahorro, rasgo éste que hasta la fecha sólo sacaban a la luz cuando se trataba de echar periodistas a la calle o de multiplicar los contratos precarios. No es que vayan a llenar la pantalla de documentales de segunda mano, sino que su ahorro va a consistir en no contratar nada especial ni especialmente caro. Todos están decididos a solucionar las fiestas con lo que tengan más a mano.
Actualizado: GuardarEntre las cosas más abominables que se nos anuncian hay que subrayar el especial que Antena 3 ha encomendado al Neng y Chikilicuatre. TVE-1 exhibe como bandera propia la tradición televisiva, es decir, Raphael. Telecinco proyectará sobre los espectadores los habituales chorritos de ácido de Escenas de matrimonio. La Sexta mantendrá su habitual perfil con Buenafuente y Sé lo que hicisteis, y Cuatro exhibe sin pudor su intención de ser la más ahorradora de todas. ¿Solidaridad con un país en crisis? No nos engañemos: Otras veces que todos hemos estado en crisis, a la tele les ha dado igual. La diferencia es que, ahora, las cadenas las están pasando moradas por los excesivos dispendios del pasado y por la reducción del mercado publicitario. No creo que esto sea bueno para nadie. No me refiero a lo de la contención sino al hecho de que sea precisamente de la Navidad, de donde los canales vayan a cortar cuando pintan bastos por doquier.
Esto será malo para el público porque los canales, cuando recortan, suelen hacerlo de sus programas más presentables, y será malo para los canales porque van a perder una oportunidad de acompañar a la gente en las duras, y no sólo en las maduras. De antiguo se sabe que los tiempos de crisis son buenos para el cómico: como la gente necesita consuelo y solaz, acude al cómico para que se lo preste, y esto que se dice del cómico vale para cualquier otro profesional del entretenimiento. Ahí la tele nos ha fallado. Allá ella. Veamos la parte positiva del asunto: quizá la gente aprenda a vivir la Navidad sin televisión.