Otra vez sabe a poco
Los azulinos podrían haber sentenciado el duelo en una gran primera parte Antoñito marcó dos goles pero tuvo claras ocasiones para logar cuatro
Actualizado:El Xerez pudo perder en Castalia, se pudo venir de vacío pues durante muchos minutos estuvo por debajo en el marcador, y aún así supo a muy poco y mal el punto logrado frente al Castellón, porque los hombres de Esteban Vigo aún no han encontrado rival que les supere en juego. El Deportivo no se marchó satisfecho de tierras valencianas pues tuvo ocasiones de sobra para imponerse en Castalia.
Especialmente en la primera parte, Antoñito podría haber matado el encuentro, pero el sevillano no estuvo todo lo fino que suele estar. Nadie se hubiera extrañado si los azulinos se hubieran ido con un 0-3 al descanso, porque todos vieron como el Xerez desperdiciaba ocasiones. Pero de ese imaginario 0-3 se pasó al 1-1 con el que realmente se llegó a la mitad del encuentro por un gol que afectó decisivamente en el resultado final del partido.
Esteban Vigo salía a Castalia con un once ofensivo. El malagueño se armaba de valentía y daba continuidad a una alineación que en los últimos cuatro encuentros siempre había dejado un saldo positivo. Para cubrir los huecos de Aythami y Martí Crespí tiraba de los anunciados Vicente Moreno y Silva. El valenciano retrasó su posición dejando espacio en el centro del campo para Bergantiños, por lo que también tenía cabida Antoñito, que formaba pareja atacante con Bermejo. Era una alineación de las que se venían utilizando cundo se jugaba como local y, de hecho, los azulinos salieron a tocarla como si estuvieran en casa.
El arranque del encuentro no necesitó calentamiento. Antes de que se cumpliera el primer minuto Uranga ya había tenido una clarísima ocasión para fusilar a Chema y Perico Ríos ya había metido el miedo en el cuerpo a Oliva.
Sin respeto
Y es que los xerecistas le perdieron pronto el respeto a los albinegros. En el minuto diez de partido Antoñito dio el primer aviso serio. El punta sevillano fue uno de los principales protagonistas de la primera parte, pues gozó de oportunidades como para irse al descanso con el hat trick asegurado. La primera de ellas la detuvo fácil el portero castellonense; en la segunda apostó por la potencia, cuando Pedro Ríos le dio un pase de la muerte que le permitía, por tiempo y espacio, pensar dónde colocar el esférico. Y a la tercera llegó el tanto tras una espectacular arrancada de Francis. El barbateño salió entre tres rivales, se apoyó en Bermejo para pisar área, desde donde asistió a Antoñito, que esperaba en el segundo palo para remachar otra tremenda jugada de toque xerecista.
El disparo fue duro, secó, arriba y dejó tieso a un Castellón que necesitó más de un cuarto de hora para reaccionar. Y es que antes del cuarenta, Antoñito tuvo la posibilidad de incrementar la ventaja del Deportivo. El sevillano pecó de egoísta, una vez que le había ganado la posición a su marcador tras un saque de banda. Antonio se plantó mano a mano con Oliva y optó, otra vez, por la potencia en lugar de por la colocación o mirar a un Pedro Ríos que entraba solo por el segundo palo. El disparo fue al muñeco.
Ese falló sí despejó a un Castellón que apretó en los últimos cinco minutos de la primera parte. Mario Rosas, jefe, conductor y cerebro de los albinegros se decantó por el juego directo y encontró el camino para llegar al empate. La igualada llegó en una falta lateral lejana que peinó Mora. Chema alcanzó a meter la mano en un acto reflejo, pero no pudo impedir que Ulloa remachara casi en línea de gol en el minuto de descuento que había señalado Afonso Suárez.
El colegiado le dio alas al Castellón con ese minuto de descuento y terminó de relanzarlos en el arranque de la segunda mitad. El árbitro canario señaló un riguroso penalti por mano de Silva, que no fue aprovechado por Mario Rosas, pues Chema, de gran estirada, impidió momentáneamente que los albinegros le dieran la vuelta al marcador. Algo que no tardaría demasiado en ocurrir, pues sólo seis minutos más tarde, en otra jugada a balón parado, los de Abel Resino lograron su segundo tanto. Esta vez un saque de esquina al segundo palo, que Dealbert metió al corazón del área chica, sirvió para que Uranga adelantara a los suyos.
Pero el resultado no hacía justicia otra vez al juego que había hecho el Xerez, y fue Viqueira el encargado de solucionarlo. El gallego tuvo un encuentro irregular, intermitente, no aparecía constantemente en el juego xerecista y los de Esteban lo padecieron, pero en un chispazo, en una conexión con su compatriota Bergantiños, Emilio vio un pase que no imaginaba nadie, para meter un balón diagonal a Antoñito. Cuando se dio cuenta, el sevillano estaba delante de un Oliva al que, esta vez sí, superó con facilidad.
Restaban aún veinte minutos de juego, pero ni el árbitro (muy casero) ni el propio Esteban querían arriesgar demasiado para perder un punto que supo a poco.
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