LUGAR. Los hechos se produjeron en el domicilio que compartía la pareja, ubicado en la barriada Vistalegre. / CRISTÓBAL
Jerez

«Parece que haya matado a alguien; mi cuñado no es ningún terrorista»

La familia del acusado de secuestrar a su mujer lo defiende y considera desproporcionada la pena que solicitan para él El reo ya ha sufrido dos infartos en la cárcel de Puerto II

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Los familiares de Antonio G. C, acusado de secuestrar a su esposa durante cuatro días en el domicilio conyugal, han roto una lanza en favor del imputado y aseguran no comprender por qué la Fiscalía y la acusación particular han solicitado penas tan elevadas (15 y 20 años, respectivamente). Uno de sus cuñados ha relatado a este medio cómo la presunta víctima, Isabel B. H, mantuvo contacto telefónico con él y su mujer durante el supuesto cautiverio, por lo que a su juicio la versión de aquélla queda cuanto menos en entredicho.

«El día 17 de julio, un día antes de que detuvieran a mi cuñado, ella llamó a mi casa y le advirtió a mi mujer que Antonio iba a venir a vernos. Aprovechamos para preguntarle qué le había pasado a él, porque un día antes lo vimos en la procesión del Carmen y tenía todo el cuerpo lleno de arañazos. Ella nos dijo que lo arañaron durante una discusión sin querer, pero aquello era todo muy raro».

Al día siguiente, la Policía se personó en su casa de Vistalegre y lo detuvo por haber mantenido secuestrada presuntamente a Isabel durante los cuatro días anteriores, algo que según su cuñado no se sostiene puesto que el acusado salió de la vivienda durante ese tiempo, por lo que ella pudo escapar, sin olvidar el hecho de que la supuesta víctima habló por teléfono con la familia de él y no les contó nada de lo sucedido.

En lo que respecta a las acusaciones de malos tratos reiterados, esta persona descarta su veracidad, especialmente en lo que se refiere a los hijos de la pareja. «Hace 43 años que nos conocemos y yo nunca he visto que maltratara a su mujer. Y desde luego lo de los malos tratos a los hijos no es cierto, yo no sé a qué viene esto, porque ellos se adoraban». El desconcierto es grande en este sentido para los familiares del acusado, que afirman desconocer por qué los hijos se han vuelto en contra de su padre de la noche a la mañana.

Algo similar ocurre con la petición de condena que pesa sobre el reo, algo que tanto para su hermana como para su cuñado resulta desproporcionado. «Cuando abusan de alguien le caen como mucho diez años, y a él le piden 20. Desde luego no lo entendemos, parece que haya matado a alguien; mi cuñado no es ningún terrorista». En la actualidad, el imputado permanece en el módulo de enfermería de la prisión de Puerto II, y su salud se resiente cada día.

Según sus familiares, estando en la cárcel ha sufrido dos infartos, un problema de corazón que ya arrastraba pero que se ha agudizado durante estos cinco meses. «A mí se baja el azúcar cada dos por tres -asegura su hermana- de pensar en la canallada que le han hecho. Ya lleva cinco meses ahí metido y está enfermo del corazón, veremos a ver si no lo terminan de hundir ahí».

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