AL AIRE LIBRE

Doña Encarna

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

e hubiera gustado encabezar este artículo con otro título, que añadiera un tratamiento más de honor a su nombre, pero sé que desde el Cielo se iba a molestar y no le iba a gustar nada, porque ya en vida me lo censuraba con humor. Me refiero a Encarnación García Villalba, que nos dejó hace poco, esposa que fue de Don Antonio González de la Peña Reyes, y madre de Piedi y de Pepe, mi querido amigo del alma Pepe Antonio González de la Peña. Ella fue mujer buena y de piadosas costumbres, sencilla y acogedora con todos (el salón y el comedor de su casa son testigos de ello), y siempre me preguntaba por mi madre, una amistad continuada a través de los años, aunque últimamente no se vieran pero hablaran largo y tendido por teléfono. Desde hacía años no salía, y contemplaba el fluir de la vida desde su cierro de la Calle Porvera, como una matriarca noble de clan escocés o de estirpe irlandesa. A veces, cuando de modo extraordinario salía, era todo un acontecimiento, que yo gustaba de escuchar en la narración cariñosa y humorística de Pepe Antonio. Cuando llegaba la Navidad, la casa de Encarna era todo un lujo para cualquiera, porque parecía talmente inspirada en algunas de las escenas del Cuento de Navidad de Charles Dickens. Y si hablamos de la Nochevieja, aquello ya era el remate. Este año se que la vamos a echar de menos y será un poco duro, pero Ella desde la Gloria que tanto tenía merecida, se encargará de aliviar las soledades de sus hijos, y estoy seguro de que les dibujará una sonrisa por su rostro. Con Encarna se ha ido parte de una concepción de la vida varada en la tradición y en el legado recibido de nuestros mayores, vivido con amor, respeto y alegría. Una vida serena y amable, cuidadosa de formas y protocolos, y tremendamente acogedora. Nunca la vi hacer ostentación de nada, ni albergar presunción, siendo mujer de muy estable posición. Varios años tuvo el detallazo enorme de hacerme torrijas para degustarlas en la tertulia cofrade de Canal Sur Radio, cuando nos damos cita los compañeros de los medios en la Estación de Penitencia. Esta Semana Santa que vendrá ya no hará falta que Martín pare La Cena bajo sus balcones, ni que el Fiscal del Huerto mande arriar justo en la esquina de Cristina, porque ella estará arriba asomada a un balcón, al lado de Jesucristo y de su Madre.