Francia decepciona a la UE al aplazar su vuelta a la estructura militar aliada
Sarkozy todavía mantiene dudas, mientras la Unión se compromete a impulsar la fuerza de reacción rápida
Actualizado: GuardarEl presidente francés, Nicolas Sarkozy, hizo de la defensa europea una de las prioridades de su mandato semestral al frente de la UE. Pero ayer, tras la cumbre con la que concluía ese periodo y a pesar de las sólidas referencias que las conclusiones de la reunión hacían a ese proyecto común, el mandatario galo no aclaró si los logros cosechados son suficientes para devolver a Francia a la estructura militar integrada de la OTAN.
Se trataba de una carambola a dos bandas. Tras los mandatos de François Mitterrand y Jacques Chirac, ambos marcados por una animosidad hacia la hegemonía militar estadounidense en Europa, Sarkozy llegó a la presidencia de la República marcando nuevos modos: sí a un compromiso específico con el mando militar aliado, y no en coordinación como hasta ahora, dijo, pero con Washington apoyando la estructura europea de defensa.
El envite requería no sólo el apoyo estadounidense, sino también el de Alemania y, sobre todo, el de Reino Unido, cuyo potencial militar le hace insoslayable en cualquier proyecto del género. Pero Londres no tiene claros los riesgos que asumiría facilitándole a Francia un protagonismo más acentuado en las estructuras aliadas, y las relaciones entre Sarkozy y Angela Merkel no son del todo óptimas.
El presidente francés no pudo presentar un balance claro a favor de sus ideas para dar una respuesta positiva al interrogante de la adhesión gala al mando integrado de la OTAN. Ciertamente, la cumbre de Bruselas reiteró, en una contundente declaración, su disposición a subsanar las carencias que denota tradicionalmente la asignación de recursos militares a sus objetivos en la materia.
Comprenden el despliegue de hasta 60.000 soldados y equipos en sesenta días para acometer simultáneamente dos operaciones de estabilización y de reconstrucción, con un componente civil adecuado, sostenido por un máximo de 10.000 hombres y durante dos años como mínimo, de acuerdo con la definición de objetivos establecida para la Fuerza de Reacción Rápida.
El Consejo Europeo se dio por informado de la planificación que está desarrollando el secretario general y alto representante para la PESC, Javier Solana, a fin de poner en marcha todo este dispositivo en los plazos y modos previstos, así como de los estudios acometidos para permitir a la UE desempeñar «un papel más activo en la lucha contra el terrorismo, la proliferación de armas de destrucción masiva, la criminalidad organizada y los ataques cibernéticos».
La cumbre reclamó la reestructuración de la base industrial y tecnológica de la defensa, «principalmente en torno a centros de excelencia europeos para evitar redundancias, a fin de asegurar su solidez y competitividad». Este último planteamiento conviene a las industrias militares de los principales socios, pero hace flaco favor a los empresarios españoles, cuya talla no es suficiente para medirse en igualdad de condiciones con sus homólogos del resto de la UE.