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Cientos de radicales protagonizan una nueva jornada de disturbios en Atenas

Las fuerzas de seguridad tuvieron que cerrar el centro de la ciudad

AGENCIAS
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Grecia había vivido la primera noche de tranquilidad tras seis jornadas de disturbios en las calles durante las protestas por la muerte de un adolescente a manos de un policía el sábado pasado. Pero a primera hora de la mañana de ayer Atenas fue de nuevo escenario de duros enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y jóvenes radicales. El último brote de violencia llegaba esta vez en una manifestación convocada por los estudiantes, donde cientos de alumnos universitarios y de secundaria colapsaron el corazón de la capital griega. Las fuerzas del orden se vieron superadas y cerraron el centro para contener a los manifestantes más violentos.

Los autores de los últimos disturbios son los de siempre: jóvenes, en su mayoría encapuchados, que se dedican al vandalismo en mitad de las protestas pacíficas. Y, de nuevo, han vuelto a causar graves batallas con la Policía a las puertas del Parlamento griego. Según la cadena de televisión Antena, unos treinta jóvenes lanzaron bombas incendiarias y piedras contra las fuerzas antidisturbios, que contestaron empleando gases lacrimógenos. Un vehículo de los Bomberos quedó totalmente destruido y un agente se vio alcanzado de lleno por un cóctel molotov. Por suerte, sus compañeros intervinieron rápidamente y evitaron que el policía sufriera heridas de consideración.

Los enfrentamientos se produjeron cuando un grupo que participaba en una de las manifestaciones estudiantiles se separó del núcleo de la marcha y se refugió en la Facultad de Derecho, desde la que lanzó piedras contra los agentes. Un periodista que fue testigo de los sucesos relató al canal Alpha que había visto a «niños de siete años» involucrados en los disturbios.

Cientos de estudiantes y escolares se habían concentrado en el centro de la capital con pancartas como 'El Estado mata' o 'El Gobierno es culpable de asesinato' y cerraron las principales avenidas, provocando un caos en el tráfico y dificultando el funcionamiento de los comercios. Cuando los agentes trataron de identificar a los manifestantes y disolver la concentración, se produjeron los altercados callejeros.

Con la de ayer, son ya siete las jornadas de protestas y disturbios por la muerte del joven Alexandro Grigoropulos, de 16 años.