El paquete de rescate de EE UU salvará también al automóvil
El presidente Bush permite que los 700.000 millones aprobados por el Congreso se destinen al sector
Actualizado: GuardarCuando parecía que la debacle era inevitable, el todavía presidente de EE UU, George W. Bush, abrió ayer las puertas al uso del paquete de 700.000 millones aprobado por el Congreso en octubre para rescatar con él a los fabricantes de automóviles al borde de la quiebra.
«En condiciones normales preferiríamos que los mercados determinaran la suerte final de estas compañías privadas», dijo ayer la portavoz de la Casa Blanca, Dana Perino. «Sin embargo, dada la debilidad de la economía en EE UU, consideraremos otras opciones si es necesario, incluyendo el uso del programa del TARP (Troubled Asset Relief Program), para evitar el colapso de los fabricantes de automóviles en problemas».
Dicen que Bush no quería pasar a la historia como 'George W. Hoover', que es como habían empezado a llamarle, en referencia al presidente americano que diera pie a la Gran Depresión. El Congreso de mayoría demócrata lo había intentado todo para rescatar a Detroit con un préstamo de 14.000 millones de dólares que la Cámara de Representantes ya había aprobado, pero el jueves por la noche la oposición rotunda de un grupo de senadores sureños descarriló la votación en el Senado. «Se acabó», admitió el líder demócrata Harry Reid; «me da miedo mirar a Wall Street mañana, no va a ser nada bonito».
Los republicanos querían condicionar el rescate a reducciones tan drásticas en los salarios de los trabajadores y el pago de sus seguros y pensiones, que el sindicato abandonó la mesa de negociaciones en la que, según los demócratas, habían hecho grandes concesiones. Buena parte de los estados sureños a los que representan los senadores rebeldes han dado importantes subvenciones a las compañías de automóviles japonesas y coreanas para que establezcan allí sus fábricas, lo que a juicio del sindicato ha dañado la competitividad de los fabricantes estadounidenses. Sólo diez republicanos se unieron a los demócratas en la votación, en la que el plan fracasó por 35 a 52.
A esas horas General Motor ya había contratado los servicios de una firma de abogados especializada en bancarrotas. GM es la que en peor estado se encuentra, pero Chrysler también ha dicho que no podrá aguantar hasta que Barack Obama tome la presidencia el 20 de enero.
Ayer GM informó que paralizará parte de sus plantas en Norteamérica durante buena parte del primer trimestre para ralentizar la producción, ante la falta de salida del inventario. El objetivo es producir 250.000 vehículos menos, o un 30%.