ANÁLISIS

Nuevas expectativas

La óptima acogida por parte del sistema bancario español de la segunda subasta de activos efectuada ayer constituye un buen síntoma de que el proceso de saneamiento avanza para dejar paso a una mayor apertura y flexibilidad en el flujo crediticio, tan necesarias ambas para reactivar la economía real. Resulta exagerado y carente de fundamento afirmar, al respecto, que los poderes públicos o el Gobierno forzarán a los bancos a conceder créditos y trasladar esa mayor liquidez a sus clientes y empresas. Y lo es porque con las garantías normales y razonables, los bancos son los primeros interesados en fomentar las operaciones de activos (créditos y préstamos), dado que las mismas proporcionan una buena parte de los beneficios, máxime si se considera el elevado margen de intermediación; es decir, la diferencia entre el tipo de interés oficial y el que aplica la Banca en dichas operaciones. Ésta es una cara de la moneda. En la otra, nos encontramos con la necesidad de resolver el problema de la solvencia, materia de la que se ocupará la tercera fase del proceso iniciado por los responsables de la política monetaria y financiera del Gobierno.

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Situados en el terreno de la economía real y dando por bueno lo que se viene realizando en el plano financiero, nos atrevemos a afirmar que la progresiva aunque lenta recuperación del consumo que se derive del fortalecimiento del sistema crediticio, así como la diversificación en la producción nacional con la recuperación de la industria, conducirán a una evolución de nuestra economía no tan negativa como nos la presentan.