Grecia se para en plena pesadilla
Los sindicatos redoblan la presión al Gobierno con una huelga general en otro día de disturbios
Actualizado: GuardarLos radicales griegos volvieron a protagonizar nuevos enfrentamientos con las fuerzas del orden a lo largo de la jornada de huelga general que paralizó ayer el país y que respondía al empeoramiento de las condiciones económicas de la población. Unos 200 jóvenes se enfrentaron a los agentes situados en las cercanías del Parlamento, mientras que otro grupo atacaba a los policías en el entorno universitario. Según el canal Alpha, muchos ciudadanos se sumaron a los estudiantes en los altercados.
Tras una noche en la que se reprodujeron los disturbios callejeros, las televisiones siguieron informando de las consecuencias del estallido social provocado por la muerte del adolescente Alexandros Grigoropulos, víctima de un disparo realizado por un policía. Según los informativos, los actos violentos también han asolado Salónica, la segunda ciudad más importante tras la capital, Atenas. Allí, la Policía detuvo a doce personas, la mayoría menores de 14 años, que lanzaban frutas y piedras contra los agentes en las proximidades de la Torre Blanca, en el centro de la ciudad. La Policía cargó contra los manifestantes que se refugiaron en la Universidad de Aristotelio. También se registraron incidentes violentos en Kavala, localidad de unos 70.000 habitantes en el noreste de la península helena, donde los alborotadores arrojaron todo tipo de objetos contra una comisaría.
«Salimos a la calle pese al temor de incidentes», confesó Andreas Panagopulos, presidente de la Confederación de Trabajadores (GSEE), que anunció que los sindicatos convocarán una nueva huelga general para el 22 de diciembre, día en el que el Parlamento votará el presupuesto. Un portavoz de la central sindical declaró en Atenas que «la participación de los diversos sectores en la huelga ha sido un gran éxito» y añadió que «o el Gobierno cambia de política o cambiará el Gobierno».
La ausencia de actividad económica y la interrupción de la vida cotidiana tan sólo fueron paliadas por el correcto funcionamiento de los servicios mínimos en el transporte. Los convocantes reunieron a unas 15.000 personas en el centro de la capital para protestar por la situación que sufre y las reformas gubernamentales, que, a juicio de las entidades sindicales, «carecen de justicia social».
Un rebote
Epaminondas Korkoneas, el agente presunto responsable de la muerte del joven Grigoropulos, declaró ante el juez que respondió al lanzamiento de bombas incendiarias con disparos al aire, uno de los cuales rebotó y se alojó en el cuerpo del chico de 16 años.
Sin embargo, el informe pericial que sustenta esta tesis, presentado por sus abogados defensores, ha sido contrarrestado por el análisis de la autopsia que establece una trayectoria para la bala de arriba abajo, atravesando el corazón y alojándose en la décima vértebra. El policía, que ha sido inculpado de homicidio intencionado y colaboración en homicidio junto a su compañero, aseguró que no fue consciente de que su disparo hubiera alcanzado a ningún manifestante. Ayer, un juez ateniense ordenó el ingreso en prisión de ambos agentes.
Mientras, el primer ministro, Costas Caramanlis, anunció siete medidas para apoyar a los negocios afectados por la ola de disturbios, a raíz de la muerte de Grigoropulos. En su intervención, Caramanlis denunció que lo ocurrido es obra de «una furia destructiva de grupos extremistas» y señaló que «los alborotadores, a través de sus acciones, han demostrado una vez más que su única inspiración es la destrucción».
El jefe del Gobierno también informó de la concesión de ayudas directas, subvenciones y el aplazamiento de deudas, entre otras medidas, a los afectados por la violencia. En los cinco días de algaradas, 435 comercios han resultado dañados en la capital, de los que una treintena han quedado prácticamente destruidos. Los comerciantes evaluaron los daños en 200 millones de euros.
En Barcelona, una manifestación de 300 personas en solidaridad con los jóvenes griegos, terminó con enfrentamientos con los Mossos d'Esquadra y la detención de dos alborotadores.