El Volvo de la discordia
Actualizado:Un coche es el motivo de la última disputa entre el Gobierno local y el PP. Resulta que la alcaldesa anunció ayer su renuncia al vehículo oficial que hasta ahora venía utilizando, un Volvo S-80, y aprovechó para lanzar un dardo envenenado a la portavoz de los populares, María José García-Pelayo. En esta ocasión se han invertido los papeles y ha sido Pilar Sánchez la que ha criticado primero a la del PP, acusándola de despilfarrar dinero público al haber contratado el vehículo de marras a través de un sistema de renting que, según dice, ha costado casi 70.000 euros a las arcas municipales.
Como casi siempre, la noticia estás sujeta a múltiples interpretaciones. Unos podrán decir que, entonces, por qué ha estado la alcaldesa utilizando ese coche oficial hasta ahora y no se ha deshecho de él antes. Otros que, efectivamente, los que ahora habitualmente critican la gestión económica de los que gobiernan tampoco están libres de pecado. Incluso habrá quien podrá pensar que el de la alcaldesa no es más que un gesto a la galería.
Supongo que todos tienen su parte de razón. Pero convendría no perder de vista el mensaje principal que deja esta noticia: que las arcas municipales están repletas de telarañas. Y que la situación es tan grave que precisa de una solución global, más allá del destino que se le dé a un vehículo oficial. Da igual quién tenga la culpa, si los 400 millones de euros de deuda son responsabilidad exclusiva de los que gobernaban antes o no.
Debe ser complicado gobernar un ayuntamiento con esos números. Sobre todo si se pierde el tiempo y esfuerzos en echarle siempre la culpa a otros.
wjamison@lavozdigital.es