Triunfo de la marca sin marca
El gaditano Arturo Marín ha sacado adelante un curioso proyecto de venta de camisetas y complementos bajo el título 'Me importa un pito la marca'
Actualizado:Dijo Chesterton que siempre se ha creído en algo que se llama destino y en otra cosa que se llama albedrío, y que lo que califica al hombre es el el equilibro entre ambos. La frase inspira uno de los diseños del gaditano Arturo Marín y Ana Belén Ruiz y se ha cumplido en la historia feliz de su proyecto. Son novios, él estudiaba Derecho y hace arte contemporáneo y ella es opositora a Notaría. Ahora diseñan billeteras, bolsos y camisetas que se agotan en cuanto pisan el mercado y visten los torsos más fashion de España, entre ellos personajes de la escena couché como Colate Vallejo Nájera, marido de Paulina Rubio.
De esta historia es curioso hasta el nombre. Todos los artículos que vende la pareja viven bajo el paraguas de Me importa un pito la marca, una idea que sepulta la propia demanda de los complementos. «Iba un día andando por la calle y se me ocurrió el nombre. Era una crítica al consumismo exacerbado de hoy en día», recuerda Marín. La creatividad se impuso y «no hubo otra manera» de ponerla en práctica que «registrarla» al estilo tradicional.
La marca de los sin marca fue una de las claves del triunfo junto a la escasez del producto. La pareja no ha puesto en el mercado toneladas de prendas, sino que hace circular entre 25 y 50 artículos de cada modelo. No les va mal. De los del pasado año -la primera remesa que vio el mundo- se han agotado casi todos y Marín admite que existe lista de espera para los próximos diseños en los que trabaja y que saldrán a la calle a principios de año.
Arte práctico
Al margen de reivindicaciones, la base de su éxito proviene del talento de ambos, que bebe de la experiencia de Arturo como artista. «Me quedaban unas asignaturas de Derecho y lo dejé para dedicarme en cuerpo y alma al arte contemporáneo», dice Marín, que expone sus obras en varias galerías por España y ha participado en escenarios de tanta altura como la feria Arco. El proyecto Me importa un pito la marca surge entonces como una apuesta paralela para dar salida a «la parte más práctica del arte contemporáneo».
Marín admite que su empresa «no regala nada», pero sí que mantiene una intención clara cuando apuesta por que «la gente se fije más en el diseño de las cosas».
Y lo ha conseguido. Su idea ha sido objeto de la atención de varios programas de televisión y en ella se han fijado las secciones de moda de algunas revistas de tendencias.
Al margen del éxito creciente -ya tienen peticiones para su próxima colección de varios países del mundo-, la base sigue siendo su propia idea, admite Marín. «Aquí comenzamos colocando el producto a nuestros familiares y fue bien, pero esta es una empresa que na salido de la nada: no hay créditos ni avales detrás. Por ejemplo, nuestro serigrafista, que trabaja con Victorio y Lucchino acepta cobrando con lo que ganemos con las ventas. Es fácil hacer las cosas si se hacen bien y se va de frente», cuenta el artista.
Cada una de las prendas que se ponen en venta se entregan con un certificado que asegura que pertenecen a una edición limitada.
Los que se decidan por uno de estos artículos para estas Navidades, los pueden encontrar en la web de la empresa http://meimportaunpitolamarca.es y pinchar en la M que aparece en la primera pantalla junto al diseño de una moto Vespa.
En el interior de la web aún quedan algunos productos como las camisetas de edición limitada a un precio de 29 euros. Otra de las líneas de diseño son los bolsos y mochilas únicos que diseñan con telas que la pareja busca en sus viajes al extranjero y una gran dosis de imaginación para unirlas (49 euros). Además, ofrecen billeteras y alpargatas.
Estas últimas están agotadas, como muchos de los productos, aunque si alguien quiere hacerse a cualquier precio con la primera colección de la marca sin marca puede pujar por uno de los dos lotes de productos, con un precio de salida de 23 euros y que se adjudicarán el 18 de diciembre. «No vale ofrecer gallinas, patatas o bolsitas de té», aclaran desde la organización
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