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Los jóvenes españoles maduran antes
Son más precoces al emanciparse del hogar familiar, emparejarse, tener relaciones sexuales y ser padres, según la encuesta de Injuve
Actualizado: GuardarLos jóvenes españoles de hoy no son los mismos de 2004. Algo ha pasado entre medias que ha acelerado su proceso de maduración. En 2008 los chicos y chicas toman antes las riendas de su vida, anticipan su salida del hogar familiar, las relaciones sexuales, el emparejamiento y el momento de procrear. Lo dice el informe cuatrienal Juventud en España del Instituto de la Juventud (Injuve).
Las mujeres son, una vez más, la vanguardia de una evolución que va asemejando la juventud española a la de otros países europeos. Sin embargo, se mantiene la brecha de género en todas las vertientes; ellas cobran un 30% menos, soportan más paro y, desde bien jóvenes, se echan el hogar a la espalda mucho más que sus coetáneos varones. Unas y otros pierden peso demográfico; si en 1996 eran una cuarta parte de la población española, hoy representan la quinta parte (19,7%).
Serán los últimos efectos de la bonanza económica, será la evolución lógica de una sociedad occidental madura... sea como sea, la encuesta del Injuve -5.000 entrevistados de 15 a 29 años en todo el país- obliga a revisar la imagen de eternos peter panes bien apoltronados en casa de papá y mamá. Desde los anteriores informes, en 2004 y 2000, algo se ha movido. Los jóvenes españoles están aún lejos de los nórdicos, pero abandonan el nido familiar antes y en mayor proporción.
Hace cuatro años, uno de cada tres jóvenes (32%) volaba solo; hoy el porcentaje sube cinco puntos, hasta el 37%. Cuenta el factor demográfico, ya que hay más individuos en el grupo de más edad, entre 25 y 29 años, pero se aprecia cierto cambio sociológico. La edad media del chaval independizado ha caído de 21,3 años a 20,8. Las chicas, de nuevo, «son más valientes y se van antes», explicó Andreu López Blasco, responsable de este capítulo del informe. La mitad de las muchachas de 21 a 23 años ya han dejado el domicilio paterno. A los 29 años hay el doble de hombres que de mujeres viviendo aún en el domicilio familiar. La convivencia en pareja se anticipa para todos, comenzando a los 21,6 años por término medio, frente a los 22,3 de 2004.
«Son estrategas»
Tener trabajo y sueldo estables ayuda a independizarse, pero no lo explica todo. Muchos jóvenes podrían irse, pero siguen en el hogar familiar como estrategia para aumentar su capital social mientras se preparan para dar el salto. «Son estrategas y pragmáticos», argumenta Andreu. Comodidad, servicios y una familia democrática y conciliadora, donde el principio de autoridad se ha sustituido por la negociación entre padres e hijos, anima a algunos jóvenes a apurar su estancia en la casa familiar.
La llamada emancipación residencial y la autonomía económica no siempre son sinónimas. Hay jóvenes que no viven en la casa familiar, pero aún dependen del peculio paterno. En España, casi la mitad de los jóvenes (el 48%) vive de su trabajo regular, pero el segundo grupo más numeroso, el 32%, se sigue financiando a costa de padres o familiares. No están a la cabeza de Europa -italianos, griegos, portugueses y luxemburgueses chupan más de la economía familiar-, aunque siguen lejos de los jóvenes nórdicos; sólo lo hace el 5% de los chicos daneses y el 6% de los suecos.
En el grupo de entre 25 y 29 años, más del 80% puede vivir de sus ingresos. La alta contratación de estos años -frenada ahora por la crisis- ha alentado la emancipación total de los jóvenes a pesar de los sueldos mileuristas y del precio disparatado de los pisos.
El informe constata que los jóvenes españoles son dignos hijos de sus padres: llevan incorporado en el ADN la obsesión por la vivienda en propiedad, «que se reproduce generacionalmente», explica Almudena Moreno, coautora del estudio. El piso propio es el bien de consumo más apreciado -por delante del automóvil- y el más inaccesible. El 38% de los que tienen trabajo no pueden permitírselo.
Sexo e hijos
Chicos y chicas anticipan también otras decisiones adultas, y pocas son tan trascendentales como la de procrear. El primer hijo llega a los 21,7 años; hace cuatro años, a los 22,5. Entre los mayores de 25 años se contabilizan, de media, 1,4 hijos.
Las relaciones sexuales también son más tempranas. Los jóvenes se estrenan a los 16 años y 10 meses; casi un año menos que en 2004. Los jóvenes españoles usan el preservativo -«ocupan podio mundial», asegura Domingo Comas, otro de los sociólogos autores del informe- y la tasa de embarazos no deseados es «una de las más bajas del mundo». Aquí hay que matizar. La cifra ha crecido del 9,9% de 2004 al 12,1% actual debido a los embarazos entre inmigrantes. Éstas tienen un índice del 23,3%, frente al 9,6% de las chicas españolas.