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Pakistán aplaca la indignación india

Detiene al presunto cerebro de los atentados de Bombay en una operación sin precedentes llevada a cabo en la región de Cachemira

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Zaki-ur-Rehman Lakhvi, presunto cerebro de la operación terrorista en la que un comando yihadista mató a 188 personas en Bombay y mantuvo retenidos a cientos de rehenes en el sur de la ciudad india durante casi tres días, fue detenido por las fuerzas especiales paquistaníes durante una operación en el distrito de Shwai Nullah, a las afueras de Muzaffarabad, la capital de la parte de la región de Cachemira bajo control de Islamabad. Según fuentes de Jamaat-ud-Dawa -brazo político de la ilegalizada Lashkar-e-Taiba (LeT)- citadas por la agencia Reuters, Lakhvi estaría entre los seis activistas apresados en una ofensiva sin precedentes contra uno de los grupos clave en la lucha contra India en Cachemira.

El presidente paquistaní, Asif Ali Zardari, responde de esta forma a la presión internacional, liderada por Nueva Delhi, que pedía una «acción rotunda» para comprobar la voluntad de cooperación en la lucha contra el terrorismo. Zaki-ur-Rehman Lakhvi, comandante de LeT, fue el nombre que el único detenido durante los ataques, Azam Amir Kasav, dio a la Policía india como responsable máximo de la ola de ataques que causaron la masacre y su nombre figuraba en la lista de veinte extradiciones exigidas por India. Tras esta detención en Cachemira, que puede suponer una auténtica bomba de relojería dentro del propio Pakistán debido al gran respaldo popular del grupo, queda por ver si Islamabad optará por extraditarle al país vecino como reclama Nueva Delhi.

Después de años en el olvido, el conflicto que enfrenta a India y Pakistán en Cachemira ha vuelto a resurgir. Tras los atentados de Bombay, presuntamente organizados y ejecutados por Lashkar-e-Taiba, grupo que lucha desde los noventa por la anexión de la región india a Pakistán e ilegalizado por el general Musharraf en 2002 después del ataque contra el Parlamento de Delhi, este valle ha vuelto a poner por tercera vez a estos dos vecinos al borde de la guerra.

El conflicto se remonta a 1947, el año de la partición de India. La región norteña de Cachemira se convirtió inmediatamente en lugar de disputa. Los paquistaníes reclamaron su soberanía por ser una zona mayoritariamente musulmana, pero los indios, que acudieron por petición del maharajá local a sofocar una revuelta interna, enviaron a sus tropas para proteger una zona de la que nunca han vuelto a salir y donde mantienen desplegado a casi un millón de efectivos. El Gobierno de Nueva Delhi prometió al maharajá la celebración de un referéndum bajo la tutela de Naciones Unidas, pero esa consulta no se ha producido de momento.

Dos de las tres guerras que han enfrentado a Pakistán e India han estallado en Cachemira. Desde 1949 una línea de control divide al valle en dos partes. La menor extensión de terreno está en suelo paquistaní, su capital es Muzzafarabad y allí viven tres millones de personas en la denominada Azad Kashmir (Cachemira liberada). Los indios controlan el mayor trozo de tierra renombrado como región de Jammu-e- Kashmir y su capital es Srinagar. Nueve millones de personas están en el lado indio de la frontera -el 60% musulmanes-, formando así la única región india donde esta religión es mayoritaria. A este lado, precisamente, se encuentra el santuario de Amarnath, uno de los lugares más sagrados para el hinduismo y que atrae a millones de peregrinos cada verano.

Guerra asimétrica

Tras más de cuarenta años de guerra convencional y con Cachemira como una cuestión de Estado, en 1989 comenzó la guerra asimétrica de decenas de grupos yihadistas nacidos de las mismas madrasas de las que habían salido miles de hombres para luchar contra los soviéticos en Afganistán. La defensa del islam sustituyó a los ideales nacionalistas previos y se inició una nueva fase en la que grupos como Lashkar-e-Taiba resultaron claves para la lucha. Esta fórmula, sin embargo, se agotó tras los atentados del 11-S cuando el general Pervez Musharraf se convirtió en aliado de EE UU en su lucha contra el terrorismo internacional e ilegalizó a facciones que hasta entonces eran aliadas del Estado en la defensa de la causa de Cachemira. Un giro complicado que aún no se ha completado dentro de Pakistán.

La presunta autoría de Lashkar-e-Taiba de la cadena de atentados en Bombay devolvió al primer plana esta región perdida y montañosa que tiene el récord de contar con el punto de combate más alto del mundo -a unos 6.000 metros-, en el glaciar de Siachen. En las próximas semanas la Cachemira india celebran elecciones, unos comicios perfectamente planificados desde Delhi con una rocambolesca división en siete fases que restarán fuerza a las fuerzas independentistas, algunas a favor de la anexión a Pakistán, pero otras simplemente partidarias de la reunificación del valle y su declaración como zona autónoma.