Grupos radicales saquean Atenas en el tercer día de disturbios
Cientos de jóvenes encapuchados incendian el centro de la ciudad
Actualizado:Los disturbios por la muerte de un adolescente griego a manos de la Policía se reavivaron ayer por tercera jornada consecutiva. Grupos de encapuchados destruyeron tiendas, coches y vitrinas de bancos en las proximidades de la plaza Omonia de Atenas al margen de dos manifestaciones convocadas por los partidos políticos. Las protestas también se extendieron a otros puntos, como Trikala y Tesalónica. Obligado por los acontecimientos, el primer ministro griego, Costas Caramanlis, lamentó la muerte del chico, pero advirtió de que habrá mano dura contra las algaradas.
A última hora de la tarde, el centro de Atenas fue tomado por los radicales. Cientos de jóvenes enfurecidos se enfrentaron a las fuerzas del orden, destruyendo todo lo que encontraban a su paso, saqueando tiendas y volcando coches. Los agentes de la Policía respondieron con gases lacrimógenos que inundaron la capital griega. Un vehículo de los bomberos aparcado a las afueras del Parlamento fue atacado por los encapuchados. Incluso el árbol de Navidad colocado en la plaza Sindagma fue calcinado por una bomba incendiaria, mientras que un gran almacén cercano también fue presa de las llamas.
El tumulto se desarrolló al margen de las dos manifestaciones convocadas en protesta por la muerte de un menor el sábado pasado. Las marchas de unas 6.000 personas de la Coalición de Izquierdas (SYN) y del Partido Comunista de Grecia (KKE), acompañados por trabajadores, estudiantes y alumnos, avanzaron hacia el Parlamento. A su vez, los grupos de marginales cubiertos con pañuelos o cascos y armados con piedras, maderas y bombas molotov iban dejando la destrucción a su paso. Los radicales saquearon una tienda de municiones, los hoteles Titania y Plaza sufrieron daños en sus fachadas y los cajeros automáticos y vitrinas de diversos bancos fueron quemados.
La secretaria general del KKE, Aleka Papariga, declaró al inicio de la manifestación que «la muerte del joven Alexander Grigoropulos es un asesinato. No es ni un acontecimiento aislado, ni una casualidad».
Mensaje de Caramanlis
El primer ministro griego, Costas Caramanlis, que mantendrá hoy una reunión extraordinaria con el presidente Carlos Papulias para informarle de la situación, expresó su «gran pesar» por la muerte del joven de 16 años y prometió que hará «lo posible para que no se vuelva a repetir tal incidente». No obstante, lanzó un mensaje de que no tolerará que se prolonguen los disturbios en las calles. «Los responsables tendrán el castigo que se merecen», dijo en referencia a los dos agentes implicados en la muerte de Grigoropulos, que comparecerán hoy ante un fiscal. Uno de ellos afronta una acusación de «asesinato intencionado y uso ilegal de arma» y el otro de «colaboración en asesinato».
Pero también hacía referencia a los manifestantes violentos que llevan dos días expresando su malestar en la calle. «Aquellos que quieren aprovecharse de la situación demuestran que tienen como objeto sólo la violencia y la destrucción», dijo. Explicó que «la prioridad del Gobierno es proteger al ciudadano y a sus bienes».
Los protestas entraban en su tercer día con nuevos episodios violentos desde primeras horas de la mañana. En Tersalónica, la segunda ciudad más importante de Grecia, la Policía dispersó con gases lacrimógenos a 300 estudiantes universitarios y de instituto, que previamente habían atacado a las fuerzas de seguridad con cócteles molotov. De la misma manera, las manifestaciones en la ciudad de Trikala se volvieron violentas y un Policía resultó herido y una vía de ferrocarril cortada. También en el puerto de Pireo, cerca de Atenas, se produjo una concentración de estudiantes de instituto, inicialmente pacífica pero que también acabó en enfrentamientos entre los agentes y grupos de radicales que se habían infiltrado en la marcha. Los profesores universitarios comenzaron ayer un paro de tres días y mañana está prevista una huelga general en protesta por la reforma de las pensiones y la política económica.