El Real Madrid juega a cara o cruz con el Sevilla y muere en la orilla
Tras el descanso los blancos reaccionaron con casta y acariciaron la gesta, que impidió el árbitro al no señalar un penalti a Higuaín y dejar al equipo con diez
Actualizado:El Real Madrid volvió a jugar a cara o cruz y murió en la orilla cuando acariciaba una gesta frente al Sevilla, que hurgó en la crisis al propinar al equipo de Schuster otra dolorosa derrota que deja a los blancos fuera de la Liga de Campeones y con el título cada vez más lejano. En un partido vibrante que pudo ganar cualquiera.
Tras los gritos de «¿Calderón, dimisión!» del descanso, el Madrid, con un cambio radical respecto a su actitud de la primera parte, recurrió a la épica y estuvo a punto del triunfo, que evitó el colegiado al no señalar un claro penalti de Palop a Higuaín y dejar al Madrid con diez al expulsar a Robben por protestar. Al final el presidente fue despedido con pañuelos, aunque sus futbolistas, con el coraje que sacaron cuando lo tenían todo perdido, le salvaron de la quema.
Aunque los blancos salieron rabiosos y no jugaron en la primera parte de forma tan lamentable como en anteriores partidos, volvieron a carecer del balón y a evidenciar falta de ideas, recurriendo a los balones largos hacia un Robben que era el único que tenía desborde, pero tenía que luchar solo contra un muro.
A la media hora ya se escucharon los pitos en el Bernabéu, y la primera pañolada surgió con el 1-3, cuando la efectividad del Sevilla había ridiculizado a un Madrid sin un modelo de juego.
Vuelve el espíritu
El equipo estaba tan tocado en el descanso como su presidente y Schuster, pero el técnico alemán reaccionó modificando el sistema, para alinear por primera vez en la temporada un equipo con bandas, y junto al espíritu de las grandes remontadas, el Madrid resurgió en una segunda parte intensa y plena de emociones. El golazo de Higuaín dio alas a un equipo que ya estaba cómodo en el campo. Casi sin tiempo, Gago puso por segunda vez el empate, de nuevo tras una falta sacada por Guti.
Palop empezó entonces a convertirse en el héroe del Sevilla, al salvar en sólo cinco minutos hasta tres disparos que iban a puerta.
El penalti de Palop a Higuaín que no fue señalado por el árbitro y la expulsión de Robben hizo que el Madrid muriera definitivamente y que el Sevilla fulminara en otra llegada en la que volvió a fallar Marcelo. Después de tanto bregar, el árbitro se encargó, en un momento clave, de romper el sueño de un equipo que recurrió a la épica y estuvo muy cerca del sueño.