VUELTA DE HOJA

Lo primero es lo primero

Lo sensato es no hacer mudanza en tiempos de aflicción, no sea que se vayan a llevar los muebles. Tenemos cosas más urgentes que reclaman nuestra atención y sobre todo la de nuestros alborotados políticos. Cuando no se sabe a qué carta quedarse hay que quedarse con la Carta Magna y ésta nos ha proporcionado la más larga temporada de estabilidad de nuestra espasmódica historia. No digo que sea inmodificable, pero me parece que hacerle la cirugía estética a los 30 años es adelantar los acontecimientos. Si bien se mira sigue siendo una muchacha y sobre todo debemos considerar que hay otras cosas que corren más prisa. Así que es urgente esperar y, de momento, acometer otros problemas que nos afectan a todos. Lo primero es lo primero.

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Y lo primero, seguido muy de cerca por muchedumbre de problemas que quieren quitarle el puesto, es la cuestión económica. Las navidades pueden ser trágicas para miles de compatriotas, no sólo para los que confunden la teología con la gastronomía. La Ley de Aguas aspira en algunas autonomías a penalizar a los consumidores que derrochen. Hasta los peces que beben y beben y vuelven a beber pueden encontrarse en dificultades. También en muchas capitales se va a tener que moderar el gasto en iluminación, con el consiguiente riesgo de que no nos veamos las caras de tristeza que se nos van a poner cuando tengamos la obligación de estar más contentos que unas Pascuas.

Centenares de inmigrantes están convirtiendo en guetos algunas playas y algunas explanadas. Prisiones, ante la masificación de las cárceles, apuesta por el control telemático de presos, o sea, que opta porque los cautivos vivan en libertad. Mientras la industria alimentaria pide al Gobierno un crédito para impedir que se convierta en un sector deflacionario. Las prioridades no conviene dejarlas para última hora.