A CADA UNO LO SUYO

Politburó ibérico

Que los rusos puedan controlar el sector energético en España es una cuestión que a mucha gente le trae al fresco, lo cual es comprensible puesto que «ande yo caliente » es, la mayoría de las veces, el Leitmotiv de la condición humana. Así pues, habría que explicar a estas personas que es precisamente eso, andar calientes, lo que peligra si se permite que los intereses rusos se hagan con demasiado poder sobre algo que, más que estratégico, resulta vital. Si, además, el Presidente traidor, la Ministra pacifista y el Rey cazador hacen equipo para defender los intereses de la Madre Patria (la de sus ex repúblicas, no la de México o Argentina), entonces hay que temer lo peor. Desde aquí hemos defendido siempre la libertad de mercado por encima de casi todo, pero en ese «casi» no está incluida la seguridad del país, su viabilidad económica ni la supervivencia de sus ciudadanos, y por ello lo de Lukoil nos parece un disparate; por ello y porque cuando hablamos de Rusia no hablamos de un país sometido al imperio de la ley y las buenas costumbres, sino de un gigante en el que gobierno, mafia y afán imperialista resultan indistinguibles; porque cuando hablamos de Lukoil no hablamos de una empresa «normal», sino de una petrolera envuelta en escándalos y asesinatos, comandada por protegidos de Putin y gente del hampa (valga la redundancia), que va a venir para mandar, no para obedecer; y porque cuando hablamos de que Rusia ya controla la cuarta parte del petróleo y el gas que se consume en España, nos viene a la cabeza lo fácil que les resulta a los rusos cerrar el grifo sin piedad cuando les conviene, recuerden Ucrania.

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Que Chacón, reconocida nacionalista e independentista, defienda desde Defensa los intereses extranjeros, no sorprende lo más mínimo. Que Rodríguez, el que defendía los «campeones nacionales» y se resistía a E.On como gato panza arriba, ayude a sus amiguetes a reparar las cagadas inmobiliarias en perjuicio de nuestro provecho, es lo más normal del mundo. Pero que el Rey de España mueva cielo y tierra para favorecer algo que, clarísimamente, debilita a España, es un crimen obsceno y vergonzoso. Vale que se sienta culpable por haber matado a un ruso borracho (¿pobre Mitrofan!), pero eso no justifica que abdique de su más sagrado deber.

Con todo, lo peor es que para hacerse con la joya española, los rusos van a pedir dinero a bancos españoles, y ¿qué dinero será ese? El que, perteneciendo a todos los españoles, ha sido regalado por el Gobierno español a los bancos españoles para que continúen sin dar créditos a los ciudadanos españoles. Redondo, ¿verdad? Tan redondo como los braseros de picón con los que nos tendremos que calentar dentro de unos años.

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