FIESTA POPULAR. Las distintas peñas y agrupaciones compiten por conseguir el galardón al mejor guiso. / J. GARRIDO
Sociedad

La fiesta de las 'conviás'

La fiesta del mosto y los garbanzos reunirá mañana a más de 12.000 personas en Trebujena para asistir a un singular concurso gastronómico de un guiso de conejo sin conejo

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Por un megáfono se va anunciando cuál es el plato que ofrece una de las 121 peñas que participarán mañana en el concurso de guisos de garbanzos como conejos, un singular manjar que se come en Trebujena y en el que la carne del animal sólo figura en el nombre del plato porque luego en la receta no aparece. Es la manera en que Trebujena celebra la llegada del mosto (vino nuevo recién fermentado) del año, una faceta en la que tiene una bien ganada fama en la provincia y que en la localidad -la única de todo Cádiz que fue capaz de mantener el Carnaval durante la dictadura de Franco- muestra su capacidad para reirse hasta de los malos momentos homenajeando uno de los platos que se inventó en la ciudad para combatir el hambre en la posguerra.

Alicia Rosado, teniente de alcalde y concejal delegada de Fiestas del Ayuntamiento de Trebujena señala que es el día del año en que más gente se concentra en la localidad. Se calcula que el número de asistentes rondará entre los 10.000 y los 12.000, en una población que apenas supera los 7.000 habitantes. No hay música ni nada para entretener al personal, sólo comida, bebida y muy buen humor. Es la fiesta de la participación, de las conviás ya que cada peña -121 hay inscritas para participar en el concurso al mejor guiso de garbanzos como conejo- invita a los asistentes a comer las especialidades que van preparando a lo largo de la mañana, además del guiso a concurso.

La fiesta tiene algo de carnavalesca. Primero porque es un guiso disfrazado, unos garbanzos, condimentados con especias, arroz y vino, que se llaman como conejo pero en el que la carne del famoso animal no parece por ningún lado. Y luego porque las peñas inscritas tienen nombres tan carnavalescos como De la mar el mero y de Trebujena la Cordero, El Pepe y las Pipas, Guisis anticrisis, Invita al de al lao o La mohama que habla. Muchas cambian sus nombres cada año y otras, como las más veteranas con veinte años de experiencia las mantienen como es el caso de Los desastraos, vinculada a Izquierda Unida, o Los bocachas, un grupo de amigos que tiene ya hasta página web propia.

El jaleo comienza a las ocho de la mañana. A esa hora se abre el recinto ferial y las peñas van ocupando el espacio que tienen acotado por el Ayuntamiento para cada uno. Alicia Rosado señala que lo tradicional es comenzar avivando el fuego ya que los garbanzos hay que guisarlos en fuego de leña. Lo habitual es comenzar la jornada comiendo unas sardinas asadas para probar como marcha el fuego recién encendido. Para acompañarlas, un copazo de anis. Los ortodoxos del maridaje se pondrían las manos en la cabeza pero en Trebujena saben que el anís ayuda a entrar en calor y es de lo más navideño. Aquí ya se comienza a conviar a los visitantes tanto a sardinas como a la copa. La actividad es frenética. El cocinero que tiene cada agrupación comienza a preparar el guiso de garbanzos. Hay que empezar, según reza el reglamento, a las diez de la mañana y hasta las dos y media los garbanzos se van poniendo tiernos porque justo a esa hora hay que presentar el guiso ante el jurado. Si en Almonte todos se presentan con sus presentes ante la Blanca Paloma, en Trebujena lo que se hace es llevar el plato de garbanzos ante el jurado.

Otros manjares

Pero no sólo de garbanzos se alimentan peñistas y visitantes. También se sirven otros guisos típicos de la zona. No faltan los ajos calientes, la comida tradicional con que se acompaña a los mostos, las papas aliñás, las carnes en salsa y otro guiso de garbanzos, los garbanzos con cardillos, aunque aquí, como no hay reglamento, si se permite la pringá y mojar los excelentes panes de telera y molletes que elaboran en la localidad.

Las convocatorias se hacen por altavoz, según señala la concejal. Así mediante este sistema se comunica a los visitantes y peñistas que conviá está ofreciendo en ese momento cada agrupación. La gente va de un lado a otro degustándolo todo y disfrutando del mosto, que también se reparte de forma gratuita. Paralelamente al concurso de guisos de garbanzos también hay uno para elegir al mejor mosto. Participan en el certamen las personas que tienen sus propios depósitos en sus casas y lo elaboran de forma artesanal. Un jurado de entendidos de la localidad es el encargado de dilucidar cuál es el mejor.

La decisión final

A partir de las dos de la tarde la fiesta apunta a su final. Los peñistas, con su cocinero al frente, se van acercando al lugar donde se encuentra el jurado y le presentan sus guisos. El jurado, formado por cuatro personas del pueblo -Manoli Pazos y Manuel García, que están casi desde el principio de la fiesta en este puesto, y Juana Rosado y Eusebio Cabral- dilucida y, en la misma fiesta, da a conocer su veredicto.

El premio es meramente simbólico pero el ganador es nombrado, y luego ratificado por el pleno municipal, cocinero mayor de la villa, título que ostentará durante todo el año. La pasada edición se hizo con el galardón la peña Si no perdemos, empatamos y el título recayó en Juan Pruaño Moreno.

La fiesta cumple ahora su treinta aniversario. La idea fue de Juan Vicente Acuña, dirigente histórico de IU y por 1978, cuando se creó el festejo, concejal de Trebujena. Acuña, extremeño de nacimiento, importó a Trebujena una fiesta gastronómica para celebrar la llegada del nuevo vino. La fiesta se adaptó eligiendo como plato a degustar una receta típica, los garbanzos como conejo, que se hizo famosa en la posguerra porque al no haber carne, se hacía sólo con los garbanzos, el arroz y las especias para darle sabor.