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EURÍBOR. La bajada de intereses no reducirá la morosidad. / L. V.
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El embargo de una vivienda puede tardar hasta dos años

Las entidades financieras recurren cada vez más a empresas de subastas para ahorrar tiempo o proponen renegociar las condiciones del crédito con los deudores

M. D. G.
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El embargo de una vivienda por no pagar la hipoteca no es un proceso inmediato, ni siquiera rápido. De hecho, desde que se produce el primer impago hasta que el deudor debe abandonar la vivienda puede llegar a pasar más de dos años de trámites en los juzgados.

No es de extrañar, por tanto, que las entidades financieras insistan en señalar que, «el embargo es la última medida a la que recurrimos», explican desde una entidad bancaria. Y de hecho, antes de dar ese traumático paso se pueden negociar otra serie de soluciones con nuestro banco: como ampliar el plazo para que la cuota sea más liviana; solicitar un tiempo de carencia, durante el que sólo se pagan los intereses y se aplaza la amortización; e incluso pedir un periodo de carencia total, durante el que no se abona nada, permitiendo el ahorro familiar, o la recuperación del empleo. Y es que «el banco siempre prefiere cobrar, aunque sea más lento, que tener un cliente moroso», recuerdan desde el portal inmobiliario idealista.com.

Cuando ninguna de estas soluciones son suficientes y los compradores no pagan sus hipotecas. es cuando los bancos tramitan la ejecución de las hipotecas a través de los juzgados, que deberán señalar una fecha de subasta pública. Aún así, un deudor no se convierte en «moroso» irrecuperable hasta que no se acumulan seis meses de impagos, recuerdan desde idealista.com.

A esto hay que sumar el tiempo que suele prolongarse el proceso de subasta, entre seis meses a más de un año y medio, durante los cuáles el deudor puede seguir ocupando la que aún se considera vivienda de su propiedad. Lo que significa que el incremento de ejecuciones que ha sufrido la provincia en 2008 no se traducirá en forma de subastas hasta 2009 y 2010.

Vender la casa al banco

Con todo, la subasta de la vivienda no suele cubrir la deuda por completo, ya que en la mayoría de los casos al crédito impagado se suman intereses por demora y otros gastos, que no siempre se corresponde con el precio final de la puja. En este caso -recuerdan desde idealista.com-, el juez podrá embargar otros bienes a los deudores para saldar la diferencia.

Además de lo extenso de este proceso, la ejecución de la hipoteca supone un problema añadido para los bancos, ya que se ven obligados por ley a reservar una provisión de sus resultados por cada crédito que llevan a los juzgados. De hecho, ya se dan casos de entidades que prefieren comprar las viviendas a los deudores, en lugar de embargarlas por la vía judicial, para luego deshacerse de ellas a través de subastas privadas, según explican desde la casa de subastas inmobiliarias Tulipp.