ZP y dos tardes de economía, SP
Metamorfosis, esa es la palabra que mejor resume el título del artículo. Al Presidente del Gobierno le dieron durante dos tardes clases de economía y se convirtió en sastre, sólo sabe tomar medidas. Algo así, como un prodigio de la naturaleza, acontece cada año, el gusano se hace capullo y aparece revoloteando por el campo una preciosa mariposa. Ésta es una transformación natural a la vez que maravillosa que reconduce el ciclo vital, la otra es forzada, Zapatero ha sido aleccionado para tomar medidas y ha terminado de sastre, todo un desastre. El gran problema es que el traje diseñado cuyas medidas ha tomado no le sienta bien a nadie, no le enseñaron adecuadamente a tomar bien las medidas y a plasmarlas en sus tallas respectivas.
Actualizado: GuardarLa estabilidad macroeconómica, las profundas reformas consistentes en los estímulos de la competencia y la confianza en la actividad privada, que comenzó de forma notable a interesarse por los mercados exteriores, todas ellas, conformaron una política económica con excelentes resultados en lo que a creación de empleo y riqueza se refiere. Fue la política económica diseñada a mediados de la década los noventa, que posibilitó cumplir los objetivos de Maastricht y la incorporación al euro. Observamos como esa racionalidad y coherencia de política económica, no sólo se ha relajado, sino que ha sido postergada y vapuleada desde hace ya tiempo, precisamente por la falta de raciocinio e incoherencia de quienes nos gobiernan. Así, el déficit por cuenta corriente sobrepasa el 11%, el superávit presupuestario existente hasta 2007 se ha fundamentado en el crecimiento de los ingresos fiscales debido al alza de la presión fiscal y sobre todo, el descontrol del gasto corriente de las Administraciones, no hace sino presagiar el peor de los escenarios posibles. Los desequilibrios enumerados nos hacen más vulnerables a la crisis financiera internacional a la que todos los países están expuestos. Siendo innegable el componente internacional de la situación de crisis financiera, no es menos cierto las peculiaridades propias de la crisis española, con afectación especial de la economía real. Por eso la crisis española exige adoptar decisiones específicas y peculiares, aptas y necesarias para la especial situación planteada. Por todo ello es estéril el debate ideológico patrocinado por Pepiño Blanco insistiendo todavía en la batalla que el Presidente del Gobierno debe dar en defensa de la Socialdemocracia y que desde la perspectiva económica la sintetiza en «más Estado y menos mercado». Para colmo lo relaciona como la sugerencia sintética de lo acontecido en Washington, a pesar que la declaración final de la Cumbre rechazó de forma explícita el proteccionismo a la vez que asumía que sólo las reformas propuestas tendrían éxito sobre la base del mayor de los respeto al libre mercado, «El Estado no debe coartar la libertad económica, su responsabilidad es poner orden en los mercados, no sustituirlos». Así, de forma acertada, prudente y responsable, la Comisaria europea de la Competencia ha señalado que los gobiernos no deben adoptar posturas oportunistas a la vez que populistas, ofreciendo estímulos inapropiados al tejido productivo del país, que con seguridad, no servirán más que para postergar la crítica situación. Es decir, deben descartarse los rescates públicos de forma generalizada, y si se debería ahondar en estímulos fiscales a la I+D, un marco laboral más flexible, la reordenación financiera de la Territorialidad española y de las Admini straciones locales, para que el Estado pueda tomar de verdad decisiones económicas en aras del interés general En resumen, las medidas que se adopten deben centrarse en el impulso del crecimiento y del empleo, sobre la base de la competitividad y eficiencia. Sólo la mejora de éstas, garantizan el crecimiento a largo plazo. Precisamente el «enésimo nuevo plan» del Gobierno, lo que recuerda es Empleo Comunitario, PER y AEPSA, la antítesis de lo racionalmente conveniente, ya que esto sólo mantendrá el empleo de forma artificial, sin redundar en la mejora de la productividad.
Hoy gran parte de la política es política económica y ello obliga a los políticos, más o menos osados, o sea a todos, a tener ciertas nociones en la materia. Jordi Sevilla le dijo un día a ZP con el micrófono de las Cortes abierto que «progresividad fiscal» era exactamente lo contrario de la «regresividad fiscal». ZP había dicho exactamente lo contrario en su alocución de lo que pretendía decir y Sevilla se lo recriminaba. Seguía el micrófono abierto y éste le espetó al ahora Presidente manifestándole que «le encontraba inseguro». A continuación le dijo, «todo esto se aprende en dos tardes». Seguro que no era un alumno aventajado y por eso no sé si lo de negar la crisis es producto de su ignorancia económica supina, o es que simplemente es un mentiroso contumaz.