Fuera de la ley
Nadie que haya cursado estudios en el arte de matar puede negar el progreso. Desde aquella quijada que es el primer rebuzno hasta los misiles, no se puede decir que no hayamos avanzado. Mi inolvidable amigo Daniel Sueiro, tan olvidado por quienes se decían amigos suyos, historió minuciosamente las distintas modalidades que ha puesto en práctica el ser humano para eliminar contemporáneos.
Actualizado:Desde el garrotazo, que exigía acercarse al enemigo, hasta las bombas de racimo, que son la mejor prueba de que siempre hay buenas cosechas de uvas de la ira. Ahora, más de cien países han firmado en Oslo su prohibición total.
El arte de matar a distancia puede sufrir un importante retroceso. Parecía imparable, desde el descubrimiento de la honda y de la flecha, pero hay gente a la que no le convence eso de sembrar el terreno de pequeñas cargas explosivas que tras el fin de las guerras conservan su memoria histórica y causan la muerte de los civiles que se dedican a sembrar cosas de comer. Se trata de un acuerdo histórico, pero ni Estados Unidos, ni China, ni India, ni Israel, ni Rusia, están dispuestos a firmarlo. Así se escribe la historia. En lo que a nosotros respecta, hemos prometido destruir nuestros arsenales en siete meses para no estar fuera de la ley y dejar que estén únicamente los países más poderosos y más poblados del mundo.
Para que nadie pueda incluirme entre los que profesan el pesimismo antropológico, sí creo que otra prohibición va a cumplirse: la que afecta a los vendedores de los artículos de broma que cada año aparcan por estas fechas en la Plaza Mayor de Madrid, donde se quemaron herejes, ganó Juegos Florales Lope y quebró sus amores reales Villamadiana. A esa pobre gente la van a echar de allí. Parece que es un peligro público.