Cartas

La ciudad 10

Salgo de mi casa en la calle San José y San Antonio, voy andando por medio metro de acera rota y atestada de coches, cruzo el puente de la Casería, que por supuesto no dispone de luz alguna, pareciendo más la boca de un lobo que una calle urbana. Continúo caminando por entre el barro hacia el polígono Fadricas, pues la avenida no está terminada y tampoco tiene ni luz, ni aceras, aunque incomprensiblemente sí está abierta al tráfico. Recorro el paseo exterior del Bahía Sur, ¿Bingo!, por ahí parece que la cosa no esta tan mal. Termina el paseo y continúo bordeando el hotel y el club la Salina. ¿Atención peligro!, como es de noche sólo veo con el reflejo de los focos del hotel y del club La Salina, y me llevo la sorpresa del día: decenas de ratas que como moscas se mueven lentamente, nerviosas ante mi presencia. Alguien puede pensar que estoy exagerando, compruébenlo por ustedes mismos y paseen por ese punto a partir de las 18.30 horas, las verán salir como diablos y no una ni dos, mis ojos pudieron ver al menos una veintena de ellas deambulando por el suelo.

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No me creo que tanto el club, como el hotel no tengan problemas con esos roedores con lo cerca que están de sus instalaciones. Finalmente, decido volver sobre mis pasos, pues los roedores me han conseguido intimidar casi tanto como nuestros políticos municipales. Termino volviéndome a casa, traicionado por los tributos pagados y con la oscuridad de la noche como verdugo de calles mal iluminadas y más propias de Afganistán que de la ciudad 10 que nos quieren vender. Da igual que se llame Pedemonte, Moreno o Bernardo, la incompetencia municipal nos ahoga. ¿Para cuándo sus promesas de arreglar al calle San José y San Antonio?

Ginés Rojas Avilés San Fernando.