Libertad sexual

Lo que sí es cierto es que la sexualidad ha pasado de ser un tema tabú del que apenas se habla a ser un tema cotidiano y, en ocasiones, el monotema; como dice el chiste «siempre estás pensando en lo único». Por ejemplo, la publicidad con la que nos venden casi cualquier cosa, desde un perfume hasta un coche, desde un electrodoméstico a una marca de yogures, utiliza el erotismo y la sensualidad como reclamo, de forma tal que en casi en todos los ámbitos sociales las relaciones sexuales constituyen un símbolo de prestigio y éxito en la vida.

Así las cosas, nuestros hijos e hijas comienzan a tener sus relaciones sexuales más forzados por la presión del grupo que movidos por sus propios deseos, y como la adolescencia es básicamente riesgo y transgresión, a pesar de conocer el listado completo de los métodos anticonceptivos, pues muchos chicos y chicas no lo usan de entrada, o quizás sólo después de algún susto. Las cifras de embarazos no deseados en adolescentes no dejan de crecer y acabamos de conocer un informe en el que se nos advierte que el número de abortos en adolescentes se ha multiplicado por dos en un espacio temporal muy breve. Por otra parte, es cierto que los métodos anticonceptivos no son todo lo asequibles que debieran ser y, si andan cortos de pasta, tienen otras prioridades que una caja de preservativos. Algo no estamos haciendo bien.

(Continuará)