LA PARCELITA

Cruda realidad

Cuando vemos noticias por la televisión o las oímos por la radio se nos viene el alma a los pies. Raro es el día en el que no se ven llegar esos cayucos, con la que está cayendo, con hombres mujeres y niños que, desesperados, arriesgan lo más preciado que tienen, sus vidas, en un viaje a veces sin retorno. Tampoco sorprenden ya, por lo cotidiano, las matanzas étnicas que se siguen produciendo en los países africanos. La última semana nos hemos sobrecogido con las escenas del asalto terrorista a diferentes hoteles en Bombay y que hicieron salir por patas a doña Esperanza o las revueltas en los aeropuertos de Tailandia que han aislado a tantísimas personas en los aeropuertos, una sin razón difícil de asimilar. Pero todo esto, que tiene su miga sin duda, no es nada con lo que una semana sí y otra también sigue apareciendo en todos los noticieros. En un país, el nuestro, que se supone civilizado siguen muriendo mujeres victimas de la violencia de género. No es permisible que esto siga sucediendo, no entiendo cómo no se pueden evitar tales salvajismos. Dejémonos ya de alejamientos inútiles, pulseras GPS que no funcionan y de tantas y tantas pamplinas que no sirven para nada, aplíquese la ley hasta sus últimas consecuencias.

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Dentro de muy pocos días, las ciudades se engalanaran para las próximas fiestas navideñas. Los escaparates de los comercios nos invitaran a consumir, cuanto más mejor, sin darle la menor importancia a todo esto. Recibiremos felicitaciones, muchas sinceras, otras por compromiso, nos desearemos paz y bien. Todas estas intenciones, buenas sin lugar a dudas, contrastan con la realidad que vivimos día a día. Llega la Navidad con sus buenos propósitos, sus luces y su parafernalia, sea para bien. Pero es hora ya también de que, entre todos, desterremos todas estas terribles situaciones ¿No creen?