HOMICIDA. El condenado, al día siguiente de su detención. / L.V.
Ciudadanos

El TSJA rebaja a 11 años y medio la pena del militar que mató a otro en Camposoto

Revoca el veredicto del jurado popular que lo condenó por asesinato El fiscal también apoyó la tesis de que lo ocurrido en 2005 fue un homicidio

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Fue un veredicto sorprendente no sólo para la defensa de Senén Manuel Figuereido, un gallego que aspiraba a ser militar profesional y cuando llevaba una semana en el acuartelamiento de instrucción de Camposoto asestó con un machete una puñalada mortal a un compañero en noviembre de 2005. El jurado popular le condenó por asesinato y no por homicidio como solicitaba tanto la defensa como el fiscal. La magistrada que presidía el juicio en la Sección Cuarta dictó una sentencia de 16 años. Ahora, el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) revoca la decisión adoptada por el jurado, posicionándose en las tesis de que en su día esgrimió la defensa y el Ministerio Público: el procesado cometió un homicidio.

La decisión del Álto Tribunal Andaluz ha supuesto una rebaja de cuatro años y medio en la condena de este gallego de 30 años, que lleva desde 2005 interno en Puerto II. La revocación se sustenta en que no se dieron la circunstancias para definir el ataque que protagonizó Senén Manuel Figuereido como un asesinato. Este delito requiere necesariamente de que el condenado hiciera uso de la alevosía. Es decir, «que asegure la acción criminal minimizando las posibilidades de defensa y los riesgos para su persona. Y en el presente caso bien se ve que no existió esa selección intencionada de medios y formas de comisión que asegurasen el resultado pretendido», explica la sentencia del TSJA.

«Os voy a matar»

Momentos antes de que la víctima falleciera, Senén Manuel Figuereido se encontraba en su litera afilando un machete de 18 centímetros. Sus compañeros recordaron en el juicio que había colocado unas toallas a modo de cortina que le ocultaban, aunque sí se le podía oir como profería amenazas sin destinatario concreto como: «os voy a matar a todos». Estas frases se mezclaban con otras como: «arriba España».

El fallecido ejercía de cuartelero. Se acercó para ver lo que estaba haciendo y al quitar las toallas, el condenado le dio una fuerte puñalada que le alcanzó el corazón, un pulmón y le cortó dos costillas que no le dieron ninguna oportunidad.

Durante la vista oral, el fiscal y la defensa dedicaron gran parte de su tiempo a explicar al jurado la diferencia penal que hay entre un homicidio y un asesinato e incluso uno de los dos abogados que representaban la acusación particular también solicitó una pena por homicidio. El otro letrado que defendía los intereses de la familia de la víctima llegó a reconocer en los pasillos de la Audiencia que parecía muy complicado que los miembros del jurado apoyaran su petición de 22 años por asesinato y tenencia ilícita de armas cuando esperaba el veredicto del tribunal popular.

Inesperado

Pero la sorpresa saltó y el jurado lo condenó por asesinato. La magistrada que debía redactar la sentencia, resolvió fijando la pena mínima que tiene reservado ese delito -15 años- y otros 12 meses más porque el procesado incurrió en amenazas. Tal y como anunció el letrado de la defensa, Juan Manuel Priego, recurrió el fallo judicial. Y ahora el TSJA les ha venido a dar la razón, aunque en un primer momento trataron de que el Alto Tribunal anulara el fallo y obligara a repetir el juicio; algo que fue descartado por los jueces que se hicieron cargo del recurso.

La vista oral celebrada a finales de 2007 se caracterizó también por el extenso debate sobre el estado mental de Senén Manuel Figuereido. Su abogado defendió que sufría un trastorno mental que el jurado no lo consideró. Aunque finalmente no ha sido aplicado como atenuante, el TSJA dice que sin esa alteración psíquica «resulta difícil de entender los hechos», ya que no hubo móvil del crimen. Por eso, explica en su fallo, ha impuesto una condena que se acerca a su límite inferior -el homicidio está castigado con penas que oscilan entre los diez y los quince años-, pero con un reproche penal: «el desprecio por la vida de su compañero» que demostró el reo.

stubio@lavozdigital.es