El amor como la ética natural y universal del hombre
En nuestro empeño de introducir el concepto del Amor, en la vida cotidiana, a través de una norma universal que podamos aplicarla en nuestros comportamientos diarios de una forma sencilla y fácil de recordar, relacionaremos el concepto del Amor responsable con la conocida regla de oro, la cual, el sabio chino Confucio la exponía así: «Lo que no deseas para ti, no se lo hagas a los demás».
Actualizado: GuardarPor aquel tiempo, en la India, también Buda enseñaba esta regla así: «No le haré a otro lo que no deben hacerme a mí». Cinco siglos más tarde, Jesucristo lo expresaba de esta manera: «Todo lo que quieras que te hagan a ti hazlo tu a los demás». Cinco siglos después de Jesucristo, el profeta Mahoma predicó a los pueblos árabes: «Desea a los demás lo que deseas para ti mismo».
Esta regla es la Ética Universal. Para toda la humanidad de creyentes o no creyentes es la ética natural que no tiene límites para aplicarla a todos los hombres, sean cercanos o lejanos.
¿Tiene relación los principios del Amor responsable con la Regla de Oro? La respuesta a esta pregunta es sí. La Regla de Oro es la aplicación práctica de los tres Principios del Amor responsable. Analizaremos uno por uno estos principios y comprobaremos su identidad con la Regla de Oro.
El principio de la Igualdad dice que todos los hombres tienen los mismos derechos y obligaciones que los demás. ¿Acaso nosotros deseamos que nos marginen de nuestro derecho a tener la oportunidad de tener una vida digna? Si no lo deseamos para nosotros, no podemos admitirlo en los demás.
El principio de Solidaridad dice que cuando los más empobrecidos y marginados nos necesiten, debemos implicarnos en su problema, como si éste fuera nuestro y ayudarles hasta solucionárselo, dentro de nuestras posibilidades. ¿Acaso si nosotros estuviéramos marginados o empobrecidos, y pidiéramos ayuda, no desearíamos que nos ayudaran? Sí, por supuesto, deseamos que nos ayuden en las situaciones de injusticia que podemos tener, también debemos de ayudar a los que sufren la injusticia de la marginación y del empobrecimiento.
El principio de Gratuidad dice que no busquemos ni esperemos, ni pidamos compensación por las ayudas, a favor de los que sufren de injusticias, pues es un deber moral hacerlo. ¿Acaso cuando pedimos ayuda, porque nos han hecho una injusticia y cuando los responsables de esa injusticia nos ayudan a salir de ella deseamos que nos reclamen una compensación? Si nosotros deseamos que nos hagan justicia gratuitamente, también nosotros lo debemos hacer.
Para facilitar el cumplimiento de la Regla de Oro, y con el fin de que exista Amor responsable entre los hombres, es necesario que estemos siempre dispuestos a ser empáticos con los demás, es decir, que procuremos siempre ponernos en el lugar del otro, para hacer lo que nos gustaría que hicieran con nosotros y no hacer lo que no quisiéramos que nos hicieran a nosotros.
Los principios del Amor responsable, puesto en práctica a través de la Regla de Oro, es la ética universal que Dios puso de forma natural en la mente de todos los hombres para que pudiéramos tener una convivencia justa y en paz. Sin embargo, nos dio también libertad para amar responsablemente a nuestros semejantes más empobrecidos, y para no hacerlo. Si no lo hacemos seremos responsables de las consecuencias de la falta de justicia, en el mundo y por tanto, de poner en grave riesgo la paz entre los hombres.
Es el Amor responsable del hombre con los demás hombres la alternativa que tenemos para cambiar las estructuras injustas de nuestra sociedad, para llegar a conseguir una nueva sociedad basada en la Civilización del Amor.