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Tracey Emin explora su lado más provocador con una obra autobiográfica
El centro de arte malagueño, CAC, presenta la primera retrospectiva en España de la polémica creadora británica, que inspira sus propuestas en personajes y sucesos de su vida privada
Actualizado: GuardarCuando sucede un accidente en la autovía, el atasco también se forma en el sentido contrario. Es el 'efecto mirón'. Los conductores reducen la velocidad para ver mejor qué ha pasado. Quien más y quien menos se detiene en las galerías fotográficas de las páginas de ecos de sociedad de los periódicos, en las hojas de papel satinado de las revistas, en 'Gran Hermano' y Facebook. El exhibicionismo de unos sacia el vouyerismo de todos. Son las reglas innombrables de un juego tácito y perverso.
Ante ese mirón inconfesable posa la británica Tracey Emin (Croydon, Londres, 1963). Lo hace vestida, desnuda y en el proceso que va de un estado a otro. Lo hace a través de dibujos en cuadernos, de lienzos pintados, de tubos de neón con mensajes tan elocuentes como 'When I think about sex I think about men-women, dogs, lions, group sex (and I love you all)'; algo así como 'Cuando pienso en sexo pienso en hombres-mujeres, perros, leones, sexo en grupo (y me encanta todo)'. O bien 'My count is wet with fear' ('Mi coño está húmedo de miedo').
Emin reina en el olimpo del mercado del arte contemporáneo junto a compañeros de generación como Damien Hirst y los hermanos Chapman. Los llamados Jóvenes Artistas Británicos, los cuatro jinetes del Apocalipsis para una parte de la crítica y nuevos genios para otros. Apóstoles del mal gusto o visionarios incomprendidos. La genialidad o la estafa. En cualquier caso, nombres de proyección planetaria y cotización astronómica.
De Damien Hirst era una de las primeras obras adquiridas por el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga (CAC Málaga) y los hermanos Chapman protagonizaron la primera muestra de repercusión internacional en el antiguo mercado de abastos. Ahora, el CAC recupera su faceta más provocadora con la obra de Tracey Emin.
A vueltas con la cama
El centro de arte malagueño acoge hasta el 22 de febrero la primera retrospectiva dedicada en España a la polémica creadora británica. Controvertida desde el principio de su carrera, pero sobre todo desde que resultó finalista del prestigioso Premio Turner con su pieza 'My bed' (1998). El título no engaña: una cama revuelta con sábanas, profilácticos y tampones usados, botellas abiertas, ceniceros llenos y demás restos del naufragio cotidiano.
Esa cama es uno de los grandes reclamos de 'Tracey Emin. 20 años'. Y si la obra de Emin parte de su propia vida, la exposición del CAC deja en el visitante cierto aire de desaliento. Emin exhibe una biografía descarnada que se filtra en sus obras. El sexo, la familia, el amor, la soledad, el sexo de nuevo, la depresión, el alcohol, la fama, la incomunicación, sus viajes y el sexo otra vez desfilan en una multitud de soportes y formatos.
Las piezas audiovisuales conviven con las instalaciones, los cuadros con las fotografías y los objetos. Todo mezclado y revuelto, como en la famosa cama, como en la recreación de la sala donde Emin pasó el infierno de la depresión. «Los cambios en su obra se observan a partir de hechos biográficos», explicaba ayer el director del CAC Málaga, Fernando Francés, al hilo de la exposición procedente de las National Galleries de Escocia.
Herir la sensibilidad
Si se fija bien, lo primero que encuentra el visitante es un cartel que le advierte de que el contenido de la muestra puede herir su sensibilidad. Algo parecido sucedió en el CAC con las propuestas de los hermanos Chapman, Santiago Sierra, Jason Rhoades o Paul McCarthy. El caso de Tracey Emin parece menos agresivo que los anteriores, más cercano a la desolación interior. Al desconsuelo.
Quizá por eso, el director del CAC Málaga animó al público a acercarse «sin prejuicios» a la obra de la creadora británica. «Tracey Emin rompe muchos esquemas y por eso es una gran incomprendida», reivindicó Francés. En su opinión, la artista ha recibido «críticas absurdas» como la de comercializar con su vida privada o la de presentar una visión victimista de sí misma.
Sin embargo, Francés defendió ayer que Tracey Emin es «una superviviente y nadie así pierde el tiempo haciéndose la víctima». Además, no todo es desolación en la muestra del CAC. Un contrapunto algo menos sombrío llega de sus colchas bordadas con mensajes diversos -'Hotel International' (1993) o 'Star Trek Voyager' (2007)- o de sus acrílicos realizados entre 2006 y 2007.
Una luz, al menos un atisbo de color, atisbado en los últimos pasos de la exposición, que son los últimos años en la vida de Emin. Quién sabe, quizá esté cerca el final de ese túnel.