El terrorismo abate al Gobierno indio
La masacre de Bombay obliga a dimitir al ministro del Interior y abre una grave crisis
Actualizado:Tan sólo dos días después del fin de la operación militar que acabó con la amenaza terrorista en Bombay, la crisis provocada por los yihadistas se ha cobrado su primera víctima política. Shivraj Patil, ministro del Interior, presentó ayer su dimisión al alegar «responsabilidad moral» por los graves sucesos que costaron la vida a 172 personas y mantuvieron en jaque a las fuerzas de seguridad indias, que perdieron a veinte efectivos durante las casi tres jornadas de combates. El Consejero de Seguridad Nacional, M. K. Narayanan, también mostró su intención de abandonar el cargo, pero no se ha confirmado de momento que su renuncia fuera aceptada. Por otro lado, en declaraciones efectuadas a la agencia France Press, un consejero del primer ministro, Manmohan Singh, adelantó que más «altos miembros del Gobierno dimitirán».
Patil y Narayanan eran el centro principal de las críticas de las fuerzas de oposición y de buena parte de los analistas locales, que exigen la adopción de nuevas medidas para evitar que se repitan episodios como el de Bombay. El responsable del Interior, además, era ya muy criticado desde hace un año por su falta de respuesta en otros incidentes menos relevantes. Los graves acontecimientos han revelado la falta de equipación y medios adecuados de las fuerzas de seguridad del Estado para responder a esta clase de nueva amenaza terrorista que ha golpeado en India.
El Ejecutivo de Manmohan Singh, que ya había confesado que el país sufría «graves lagunas» en materia de defensa, se puso manos a la obra y tras aceptar la dimisión de Patil decidió aumentar el número de efectivos de la Guardia Nacional y empezar a elaborar el proyecto para la creación de una Agencia Federal de Investigación para coordinar la lucha contra el terrorismo. En un encuentro con las fuerzas de oposición, Singh hizo un llamamiento a la «unidad nacional» para estar juntos frente a la amenaza del terrorismo internacional. Una unidad que, sin embargo, parece imposible ante la proximidad de unas elecciones en las que las dos grandes fuerzas del país vuelven a enfrentarse con todas las espadas en alto.
Miradas a Pakistán
Los atentados de Bombay han vuelto a revelar la fragilidad de las relaciones entre India y Pakistán. La agencia de noticias Press Trust Of India (PTI) informó de la posibilidad de que se cancele el proceso de paz iniciado en 2004 «para demostrar que no se tomará a la ligera lo ocurrido», según declaraciones a la agencia de un alto cargo que mantuvo el anonimato. Shakeel Ahmad, número dos del Ministerio del Interior, dentro de la línea marcada por otros compañeros de Gabinete en las jornadas previas, insistió en que «queda muy claro» el papel paquistaní.
En Islamabad, el presidente del país vecino, Asif Alí Zardari, pidió al Gobierno de Delhi que «no exagere», refiriéndose a informaciones de India y Estados Unidos que apuntan a que los autores de la masacre podrían ser miembros del grupo Lashkar-e-Taiba, uno de las organizaciones islamistas clandestinas paquistaníes que reivindica la lucha contra la zona de Cachemira que pertenece a India.
El viudo de la ex primera ministra Benazir Bhutto, asesinada en Rawalpindi hace casi un año, también exigió que se aporten de una vez pruebas concluyentes sobre la implicación de las autoridades paquistaníes. De momento, las únicas son las filtraciones a la prensa de la confesión que un detenido en los ataques realizó a la Policía y en las que identificó al grupo como parte de Lashkar-e-Taiba. Esta información podría hacerse pública en los próximos días y en su recopilación están colaborando seis agentes federales enviados por Estados Unidos a Bombay, según informó la cadena local NDTV.
La tensión en la arena política nacional e internacional no se advierte, sin embargo, en unas calles que han recuperado la normalidad y donde las únicas explosiones que suenan son las de los fuegos artificiales que celebran el fin de esta pesadilla de casi tres días.
María Rosa Romero y Rafael Beaus, los últimos españoles afectados por los ataques terroristas que permanecían en India, viajaron ayer de regreso en un avión hospital que se preveía llegará a Barcelona esta mañana tras hacer escala de madrugada en Londres.
Beaus tiene una lesión de neumotórax en el pulmón derecho, así como una pierna y varias costillas rotas, mientras que María Rosa fue alcanzada por gran cantidad de metralla en las piernas.