Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
PRESENTACIÓN. Jesús Zurita en la muestra 'Destemplanza' de la Sala Rivadavia. / LA VOZ
Cultura

Rivadavia tiene fiebre

Jesús Zurita, el autor del mural del Instituto Cervantes en Tokio, expone en Cádiz 'Destemplanza', una muestra que anima a la percepción distorsionada

D. P. / L. V.
Actualizado:

La destemplanza es un estado casi febril que altera la percepción y provoca un cierto y leve malestar, un extrañamiento que puede resultar el origen de insólitas visiones. Jesús Zurita, el artista andaluz que acaba de saltar al ruedo internacional gracias al mural que ha pintado exclusivamente para el la sede del Intituto Cervantes en Tokio, expone en Cádiz una serie de trabajos tocados por esa fiebre. Rivadavia acoge cuadros punteados de inquietud, llenos de posibilidades dramáticas y «de vestigios víricos» .

Hace ahora un año que Jesús Zurita presentó en el Museo de Cádiz una pintura de grandes proporciones cuyo tema central era una suerte de revisión de un asunto muy practicado en el arte medieval y renacentista: San Jerónimo en su estudio. De aquella obra Zurita extrajo una simplicidad austera, traducida en grandes zonas de color plano, blanco, negro y bermellón que, en relación con la arquitectura que albergaba, venía a ser, aparte de connotaciones simbólicas, una especie de confianza en lo exacto.

Ahora, el mismo autor ha dado varias y enérgicas vueltas de tuerca a su propuesta. Las pinturas que componen Destemplanza apenas guardan relación, siquiera formal, con la mostrada en el museo gaditano. Los formatos son más reducidos y la historia es distinta.

La obra de Zurita está llena de claves enigmáticas, juega constantemente con el contraste, la figuración y abstracción, con la oscuridad y con la luz. Presenta cuadros de impecable factura con un dibujo nítido y preciso, donde se hace muy difícil distinguir entre lo irreal y lo real.

Universo propio

Zurita pertenece a esa estirpe de creadores que ofrecen a nuestros ojos un universo propio, sugerente, donde el detalle, los juegos simbólicos y las formas vegetales conforman un personalísimo ambiente espectral, cargado de vericuetos oníricos. Sarcófagos, nubarrones, medusas fantasmales. Son elementos que Zurita utiliza para crear su atmósfera, que nos invita a gozar con el esfuerzo que precisa desentrañarla. Porque la obra de este ceutí afincado en Granada, amigo de intervenir en espacios, no permite concesiones, ni a sí mismo ni al espectador.

Desasosiego

El artista reconoce las influencias de Kubin y admite haberse acercado a ese desasosiego y al ámbito de lo fantástico. «No me he inspirado directamente en la inoconografía alquímica para esta serie, pero sí es cierto que la alquimia siempre ha estado presente en mi obra, como idea de proceso».

Zurita es un pintor, ante todo, atrevido, como demuestra con sus intervenciones en espacios como la Casa de la Cultura de Santa Fe o la Capilla Santa Ana, en el monasterio de La Cartuja, mediante un diálogo entre pintura y arquitectura que nunca termina de arrojar sus frutos. Ha participado en diversas ferias nacionales y su obra está representada en las principales colecciones públicas y privadas de nuestro país. Mientras preparaba esta exposición fue invitado por el Instituto Cervantes para pintar un mural en su nueva sede de Tokio. Además, acaba de recoger el III Premio Iniciarte a la Actividad Artísica de 2008, que lo reconoce como uno de los creadores más destacados de la plástica contemporánea andaluza.

dperez@lavozdigital.es