« Rosa Regás Me relaja pasear por el campo con mis burros»

-No. Es una etiqueta que me han colgado interesadamente y que no se corresponde con la realidad. Ahora bien, defiendo mis convicciones con firmeza.

-¿Llora mucho?

-Soy una mujer de lágrima fácil, pero no llego al sollozo.

-¿Qué la hace llorar?

-Cualquier situación trágica o injusta. Que se acuse a personas, por ejemplo, de delitos que no ha cometido.

-En cuanto puede, muestra su desprecio a los traidores, a los vanidosos, a los fatuos y a los dogmáticos. ¿Se ha encontrado con muchos a lo largo de su vida?

-Con bastantes. Demasiados. Aunque lleven otra etiqueta.

-Durante su exilio en Francia, cuando era niña, estudió en un colegio naturista y laico. ¿Conserva esas dos filosofías?

-Sí. No lo había pensado, pero... Sigo practicando el naturismo, en un sentido amplio, ¿eh? Y también me siento profunda y rotundamente laica.

-Después, ya en España, la ingresaron en un convento de monjas. ¿Resultó algo traumático?

-No, porque tuve suerte. Eran unas monjitas muy particulares, abiertas y algo rebeldes. Tengo grandes recuerdos de aquellos años, sobre todo de la solidaridad y la camaradería entre las alumnas.

-Años 70. Barcelona. La transgresión de todas las normas. La gauche divine. ¿Qué echa de menos de tanta juerga?

-Lo recuerdo con cariño, pero no soy dada a la nostalgia. El presente tiene muchos incentivos como para estar siempre mirando atrás...

-¿Ni si quiera las minifaldas?

-Ja, ja, ja. Me gustaría ponérmelas, claro, pero es que ya no tengo edad...

-¿Cuándo fue la última vez que se aburrió?

-Creo que no me he aburrido nunca. Bueno, alguna vez, en la conferencia de algún tipo pedante...

-¿Por qué no le gustan los anillos?

-Porque siento que me atan a algo.

-Ha viajado mucho. ¿Qué destino le queda pendiente?

-La Antártida. Iré. Algún día iré.

-¿Le queda algo de los 100 kilos del Premio Planeta?

-Sí. Me compré un piso, cuando todavía eran asequibles.

-¿Qué afición ha descubierto recientemente?

-He descubierto una... No sé si decirlo... He descubierto que me relaja pasear con mis burros por el campo.

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