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Opinion

Pilar Sánchez, la incontinencia verbal y el éxito

El éxito es esa pareja que todos quieren tener, un elixir codiciado, el amigo perfecto... o no (como diría Rajoy). En ocasiones, cuando no se digiere bien se convierte en un traje incómodo, en una ola violenta capaz de bajarte de la cresta y llevarte a las más gélidas profundidades de un golpe seco. Otras veces, ese descenso a la planta baja, al rol de hijo de vecino, se produce de forma más paulatina. El caso es que, y no descubro nada, el éxito te abrigará si logras torearlo en los medios, con quietud; y te dejará en pelotas si le pierdes la cara en algún lance.

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Viene esto a colación de los acontecimientos protagonizados esta semana que hoy concluye por nuestra alcaldesa de Jerez, Pilar Sánchez, quien no contenta con La Barca, CGT, los vecinos de Las Torres, Unión Rural, Pacheco, Minuplás y el PP, ha decidido enemistarse un poquito más con su propio partido. La airada reacción del PSOE regional y del Gobierno andaluz a su propuesta para la modificación de la Ley del Suelo, hace intuir que las bendiciones de las que gozaba la regidora han ido cayendo como hojas de un calendario, y, en todo caso, que el apoyo incondicional que, según dijo Cabaña (con la boca pequeña), tenía Pilar por parte de la Junta y del Gobierno central no es ya tanto apoyo ni tan incondicional como se apuntó.

En los pasillos socialistas se escucha de todo sobre el atrevimiento de nuestra alcaldesa y el pulso que ha presentado a Chaves y al todopoderoso PSOE andaluz.

Al parecer, el enfado de los Pizarro, Zarrías y compañía no tiene que ver con el contenido de la propuesta de Sánchez, que plantea que el dinero que obtengan los ayuntamientos por la venta de terrenos se destine por completo a inversiones, sino con la paternidad de la idea en cuestión.

La iniciativa iba a ser presentada en loor de multitudes por el Gobierno de la Junta de Andalucía, que, de esta forma, haría un guiño más que generoso a los municipios y se apuntaría un tanto considerable. Pero hete aquí que la alcaldesa de Jerez se ha adelantado a todos los movimientos dejando con un palmo de narices a sus superiores. Así se apunta desde el propio PSOE.

Llegados a este punto cabe preguntarse si Pilar ha sido víctima de una trampa de sus propios compañeros -práctica habitual en los partidos políticos cuando se quiere destronar a alguien- o de su sed de éxito y reconocimientos. En el primero de los casos, que se antoja el más grave, la alcaldesa debería extremar la precaución cuando juegue en casa y no perder de vista su silla. Por otro lado, sería injusto que el PSOE quisiera acabar ya con una mujer que, con sus errores y sus aciertos, está gobernando después de haber alcanzado la mayoría absoluta en Jerez y se merece, al menos, completar una legislatura para que se le pueda juzgar políticamente.

En caso de que el embrollo tenga su origen en sus irrefrenables deseos por colgarse medallas de la pechera y hacerse una casita en la cima de la política local, regional, nacional e interplanetaria, la cosa todavía tiene solución.

En alguna otra ocasión he manifestado mi admiración y respeto por algunos de los muchos asesores que atesora nuestra regidora en el Consistorio jerezano. Estoy seguro de que ellos, que están para eso, harán todo lo posible por frenar el caballo desbocado que parece llevar dentro Pilar y que ya le ha ocasionado más de un problema, aunque no tan gordo como el que nos ocupa. Su incontinencia verbal la ha llevado a menudo a callejones sin salida y a tener que pedir favores, en varias ocasiones, a los medios de comunicación con objeto de que se obviasen determinadas declaraciones y reflexiones suyas.

Así las cosas, volvemos al principio. Cuando todo te va bien y la vida te sonríe, cada vez quieres más, cada vez pisas más el acelerador y, claro, corres el riesgo de salirte en una curva. A eso se le llama morir de éxito, algo que le sucede a las estrellas del cine y el rock, y también a algunos políticos.