CRÍTICA DE TV

'Morro placement'

La Comisión Europea ha denunciado a España por los excesos de la publicidad en televisión. Como no puede sancionar directamente a las cadenas, se dirige contra el Estado español por no hacer cumplir la Directiva sobre Televisión sin Fronteras. No saben en Bruselas que aquí nos gusta hacerlo al revés: lo importante de la parrilla son los anuncios. Y las series, películas y programas, lo que los interrumpe. La denuncia tiene como base un estudio llevado a cabo en 2005 y 2006 en nuestras teles donde se cuentan las veces que se han emitido más de doce minutos de publicidad por hora de programación (el límite de la directiva). Las ganadoras del premio gordo en infracciones son Antena 3 y Telecinco (TVE es la tercera a bastante distancia). Y eso que el estudio sólo contempla la publicidad convencional. Se centran en los bloques de anuncios.

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Pero no en el product placement de toda la vida (el frigorífico, el ordenador o el móvil cuya marca se distingue o los cartones de la leche tal o Pascual encima de la mesa). Quizá sí toma en cuenta los anuncios protagonizados por los actores de la serie (un seguro de coche en Hospital Central vendido por Maca y el psicólogo en forzada conversación o el colchón con memoria en LaLola ofrecido por Paula; y todos se saben, como si fuera el de su madre, el teléfono para comprar). Éstos, pese a ser diferentes, forman parte del bloque del intermedio de nunca acabar.

También están las marcas que casi no se ven (las que proporcionan muebles o ropa y ven su logo pasar al final, en los créditos, en veloz desfile). Pero es que hay otro tipo de publicidad, que va más allá del product placement. Algo así como el morro placement. En el capítulo de LaLola del jueves, el muchacho que trabaja en la radio tenía en la mano un mini tetrabrik de un yogur líquido. Y va, lo nombra y canta sus excelencias ante la chica. Es como ese episodio de 30 Rock en el que Jack y Liz se ponen a promocionar las virtudes del Verizon Wireless y, al acabar el diálogo, Tina Fey mira a la cámara y dice: «¿Nos pueden dar nuestro dinero ya?». Pero forma parte de lo hilarante del guión. No es sólo morro placement. La Comisión debería denunciarnos también por ser tan cutres.