Aparcamientos en Jerez
Quizá el mayor sometimiento que el pueblo de Jerez tenga que soportar de su Ayuntamiento sea la tiranía de los aparcamientos. Sí, porque con la excusa de ciudad moderna, fluidez de trafico y calles libres de coches, nuestros próceres llevan décadas con movimientos de tierras, levantando plazas, estrechando calles, pintando de azul las aceras y poniendo señales de prohibición de aparcamiento por toda la ciudad. Cuando la realidad no es otra que la insaciable avidez depredadora del forro de nuestros bolsillos; lo demás les importa un comino. Si de verdad les importara obrarían de otra forma. Lo que les ocurre es que al ser la mayor empresa de Jerez y tener que hacer frente a la nómina de sus carísimos empleados necesita de una liquidez constante, no digamos para deudas e intereses.
Actualizado: GuardarSi sus prioridades tuvieran menos ánimo de lucro y fueran orientadas a buscar soluciones que contentaran al ciudadano, nuestro Consistorio cuidaría más de sus contribuyentes, que somos quienes los mantenemos. Nos ofrecerían bolsas gratuitas de aparcamientos y no los costosos parquímetros y subterráneos que no hacen otra cosa que esquilmar nuestras carteras, quitándonos las ganas de visitar el centro, en el que si no se paga se corre el riesgo de que se nos lleve el coche la grúa. Y no creo que exista situación más embarazosa, violenta y nauseabunda que vernos despojados de nuestra herramienta de trabajo, y todo por tratar de colaborar a que el centro de Jerez se reanime y vuelva a ser lo que fue, porque a veces es una pena contemplarlo, no digamos a ciertas horas del día en las que incluso da miedo.
El centro es el motor de una ciudad al que hay que cuidar, porque del ritmo de su corazón depende la salud del resto de su fisiología, pero, a pesar de escuchar sus latidos, nuestro cardiólogo no prescribe la medicación adecuada para corregir la preocupante arritmia. ¿Será que no sabe?
Al ciudadano emprendedor que sueña con abrir su negocio se le quitan las ilusiones cuando a las dificultades que conlleva la apertura se le suman los problemas que tendrá con el aparcamiento. Y todo porque nuestro Consistorio no le da el mismo tratamiento al propietario de una vivienda que al que lo es de un local comercial donde ubica su negocio. Mientras que el primero tiene todas las prerrogativas, aunque su vivienda sólo le sirva de dormitorio por trabajar lejos de ella, el segundo, que lo que hace con su negocio es crear riqueza en el centro, no encuentra la forma de regular su situación y de no comprarse una plaza de garaje se ve obligado a tener que afrontar los costosos gastos de aparcar en los subterráneos o pagar el O.R.A. sopena de verse expropiado por la grúa.
Todo este cúmulo de despropósitos nos lleva a pensar que el Ayuntamiento esta más interesado en comprar más grúas, poner multas, subirnos los impuestos e instaurar más zonas azules para obligarnos a aparcar allí donde él se beneficia, que en hacerle la vida más cómoda y fácil a los jerezanos, a los que cada vez se les instiga y atemoriza con medidas coercitivas que hacen disuadirlo de volver al centro, no digamos de montar un negocio. Y nosotros nos preguntamos: ¿Por qué nuestro Excelentísimo da diferente tratamiento al poseedor de un piso que al que es dueño de un local comercial en el centro, si a fin de cuentas los dos son propietarios de un inmueble? ¿Por qué uno obtiene el ticket de zona con el que puede aparcar todo el año y, sin embargo, el propietario del local comercial no puede obtenerlo por no estar empadronado en la zona, siendo este el que crea riqueza y como consecuencia da vida al centro? No creo que fuera tan difícil que, tras la debida acreditación, los propietarios de negocios del centro obtuvieran los permisos pertinentes para aparcar sin ser sancionados. Ésta y otras medidas de licitación, desgravación y facilidades varias harían más por la revitalización del centro que todas las palabras alentadoras que tantas veces escucharon los comerciantes y luego vieron cómo se las llevaba el viento.
Una opción según nuestro delegado sería la utilización del trasporte urbano, pero ésta, además de onerosa, es paliativa, ya que el servicio de autobuses no cubre todas las necesidades del usuario, porque su red no se extiende igual por todos los distritos en número de unidades de trasporte, como tampoco en franja horaria. Razón por la cual el usuario no puede estar esperando media hora en la parada para después tardar otra media en llegar a su destino. En cuanto a su coste, si son dos o tres miembros de una familia que tienen que ir y volver a su negocio cuatro veces en el día, les supone un desembolso excesivo la utilización del autobús, casi mejor el taxi. Es obvio que será el coche particular el que por cómodo y económico subsane el problema en todos los sentidos. No es que el usuario se queje del servicio de autobuses, que en líneas generales es bueno, el que como es lógico no puede atender las demandas particulares de cada jerezano. La gente se queja de que, al no haber ofertas para todos, el Ayuntamiento no permita el trasporte particular, y al no hacerlo son muchos a los que nuestro consistorio obliga a entrar por sus dictados, cuestión ésta que además de antidemocrática es antieconómica y perjudicial para el comercio del centro, beneficiando a las grandes superficies que ofrecen en sus instalaciones zonas de parking para facilitar la visita de sus clientes. Pero no es sólo en este aspecto, en otro orden de cosas, momentos y circunstancias nuestro inflexible Ayuntamiento se ha vuelto insensible no haciendo excepciones con nadie. Que no piense el desconcertado pensionista que lleva a su anciana y enferma esposa a la consulta del doctor don José María Ibáñez que el agente de turno va a permitirle estacionar su coche en la calle Porvenir. ¿Eso sería cometer la más grave infracción de tráfico que infringirse pueda! Por lo que tras la prescripción del facultativo de ingresarla con urgencia en el Hospital, lo más probable será que al bajar a la calle se encuentre con que el coche se lo ha llevado la grúa. ¿Reclamaciones? Al maestro armero, por favor.