El terror gobierna 24 horas en Bombay
El Ejército indio no logra reducir a los radicales islámicos que sembraron la ciudad de cadáveres
Actualizado: Guardar«Estaba viendo la televisión. Iban a comenzar las noticias cuando oímos varios ruidos sordos. No le dimos mucha importancia hasta que nos llegaron los gritos de la gente. Enseguida pensamos en un ataque terrorista. Estamos acostumbrados a ellos, pero nunca hubiéramos imaginado la pesadilla en que se terminaron convirtiendo las siguientes veinticuatro horas». Prabodh Juwal había acostado ya a sus dos hijos cuando los terroristas de Deccan Mujahidin, un grupo hasta ahora desconocido, arribaron en barcas a la península de la Puerta de India, en la parte sur de Bombay, la capital económica del país. Un grupo de radicales islámicos, entre diez y doce hombres armados con fusiles de asalto AK-47, rifles y granadas, se acercaron a la entrada del hotel Taj Mahal, uno de los más lujosos y con mayor historia de la ex colonia británica, situado a un par de manzanas del hogar de la familia de Juwal. Y comenzó la batalla que ha dejado hasta ahora 125 muertos, entre ellos seis extranjeros, y más de dos centenares de heridos, incluida una pareja de ciudadanos españoles, Rafael Deaux y María Rosa Romero, que permanecen hospitalizados con heridas leves.
«Pocos minutos después escuchamos más explosiones hacia el norte, en la estación de trenes», contaba ayer el padre de familia. Se encontraban en medio de los dos focos del ataque. Varios terroristas, de entre 20 y 25 años según diferentes testigos, abrían fuego entre las personas que iban a tomar el metro. «Pasaron unos quince minutos hasta que comenzaron a llegar policías y militares en todas direcciones. Entonces entendimos que no se trataba de algo puntual».
El hotel Oberoi Trident, situado en la orilla opuesta al Taj Mahal, sufría en ese mismo momento otro asalto, igual que ocurría de forma simultánea en un centro judío, dos hospitales entre cuyos enfermos abrieron fuego los islamistas, una gasolinera y varios lugares turísticos.
Ya estaba en marcha el plan terrorista más sofisticado sufrido por India, un país en el que este año han muerto 2.000 personas en actos de violencia religiosa y étnica, dos de los principales focos de inestabilidad social y política del país.
Según algunos de los huéspedes de los hoteles que lograron escapar, los terroristas buscaban a ciudadanos británicos y estadounidenses a punta de pistola. Exigían los pasaportes de todos los clientes extranjeros puerta por puerta. Un testigo cuenta incluso que, cuando un occidental respondió que era italiano, le dejaron marchar.
Pero los atacantes no tardaron en cerrar ambos centros hosteleros de cinco estrellas. «Hubo bastantes disparos durante dos horas, hasta que vimos una columna de humo», relata Juwal. Las llamas hicieron su aparición en el Taj Mahal, posiblemente por el estallido de alguna granada. Los clientes que no habían conseguido escapar se amontonaban frente a las ventanas a la espera del rescate de los bomberos o se escondían en sus habitaciones, que estaban siendo registradas por los terroristas.
Según Cheryl Robinson, una turista británica atrapada a la que citaba 'The Times of India', «los empleados del hotel se comportaron en todo momento de forma envidiable. Mantuvieron la compostura, nos pidieron que estuviéramos quietos y en silencio, y cerraron las puertas». Mientras tanto, las fuerzas especiales del Ejército cercaban los edificios a la espera del resultado de unas infructuosas negociaciones que se iban a alargar toda la noche, en la que el intercambio de disparos dejó al menos siete terroristas y dieciocho policías muertos.
Poco a poco, los rehenes, entre los que se encontraban varios empresarios españoles, consiguieron escapar de la pesadilla del Taj Mahal, el hotel de más renombre de esta ciudad de catorce millones de habitantes, donde se dan cita industriales extranjeros y nuevos ricos indios. El Ejército esperó a que sólo quedaran islamistas en el interior para comenzar el asalto.
«Todas nuestras fuerzas van adelante con el objetivo de matar a los terroristas o de capturarlos vivos. Pero la operación se ha de llevar a cabo con gran cuidado para evitar muertes de inocentes, porque posiblemente haya rehenes», comentó el jefe de Policía de Maharashtra, A. N. Roy.
Queda por saber quiénes son los terroristas. Por el momento, las autoridades indias han descartado una conexión de estos islamistas de Deccan Mujahidin con Al-Qaeda, aunque la precisión de sus acciones llevaron al primer ministro del país, Manmohan Singh, a mencionar «vínculos externos» cuando se refirió en un mensaje televisivo ante la nación a los radicales islamistasm, al parecer procedentes de Pakistán.