ANÁLISIS

Más Cachemira que Palestina

El nombre del grupo que ha reivindicado los atentados de Bombay, Deccn Mujahidin, es casi desconocido, pero no así su causa: yihad islámica o guerra santa contra musulmanes moderados, intereses occidentales, hindúes, judíos o cualquier otro colectivo que se les oponga. No constituye una sorpresa que los extremistas hayan elegido de nuevo Bombay, un puerto muy cosmopolita y centro financiero de India. Mientras que muchos de sus ciudadanos desean integrarse en la moderna economía global, los terroristas intentan frenar ese proceso por todos los medios.

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Como otros atentados, la masacre remite tanto a la batalla dentro de Bombay como a la guerra que se libra fuera con el propósito de desestabilizar la ciudad y la región. A pesar de la 'partición' entre musulmanes e hindúes de 1947, todavía hay más de 100 millones de musulmanes en India y la lucha entre ambos grupos prosigue. Según el informe País (2008) del departamento de Estado norteamericano «India es unos de los países más afligidos por el terrorismo en el mundo», con más de 2.300 muertos contabilizados el año pasado, todos víctimas mortales de conflictos religiosos y territoriales. Los atentados de Bombay han respondido a un ataque bien planificado contra blancos 'occidentales', una parte de la guerra generalizada. Pero también existen factores regionales adicionales. El presidente paquistaní, Asif Alí Zardari, está buscando acuerdos con el viejo enemigo hindú.

Por primera vez, Zardari ha llamado 'terroristas' a los radicales independentistas que antes Pakistán consideraba 'freedom fighters'. El viudo de Benazir Bhutto descarta la posibilidad de dar el 'primer golpe' contra India en un intercambio nuclear al tiempo que se ha acercado ya a Obama. Pero ni la paz ni la estabilidad favorecen a los radicales. Temen que Obama cambiará la política exterior propiciando una mejor imagen de EE UU en el gran Oriente Medio. Con los atentados de Bombay, los extremistas quieren sembrar la desconfianza entre dos países clave en la región complicando aún más el planteamiento de Zardari y la tarea de Obama.