Caballeros hospitalarios
Actualizado:La entrada por mar en La Valleta es una experiencia realmente hermosa. El sol reflejándose en el azul intenso del Mediterráneo mientras avanzamos hacia el fondo del Gran Puerto, dejando a la izquierda los dedos amurallados de Kalkara, Victoriosa y la Isola, mientras a nuestra derecha el fuerte de San Telmo nos abre paso a la capital maltesa. Toda Malta es una auténtica fortaleza y el recuerdo de los Caballeros Hospitalarios de San Juan Bautista, de la soberana Orden de Malta, está presente en todos y cada uno de los bellos rincones de la isla. La cruz de ocho puntas aparece por doquier, en las viejas calles de la antigua Mdina, en los albergues de las Lenguas, en el palacio del Gran Maestre, en la Sacra Enfermería y en los infinitos comercios que jalonan las calles de La República y de los Mercaderes.
La Orden de los Caballeros Hospitalarios de San Juan Bautista surgió en Palestina, en el siglo XI, con la misión de atender a los peregrinos enfermos que se dirigían a Jerusalén, labor que nunca abandonó aún cuando, en aquella tormentosa época de cruzadas, la Orden pronto también tomó carácter militar. El Krak de los Caballeros y el hospital de San Juan de Acre son nombres indisolublemente unidos a los caballeros de San Juan. Después de que los cristianos fueran expulsados de Tierra Santa, los hospitalarios conquistaron la isla de Rodas hasta que fueron vencidos por Solimán el Magnífico. Finalmente, en 1530, Carlos V les cedió la isla de Malta donde permanecieron hasta que fue tomada por Napoleón. Pero la historia no acabó con la pérdida de la isla. La Orden de Malta se estableció en Roma y continúa su labor hoy en día. En 1797 el zar Pablo I de Rusia se autoproclamó Gran Maestre y muchos de los miembros españoles, no aceptándolo, se separaron de la Orden formando la Institución de los Caballeros Hospitalarios de San Juan Bautista. En la actualidad su sede está en Cádiz, en la calle Benjumeda.
La Institución nunca olvidó las razones de su existencia. Los que ya tenemos una cierta edad sin duda recordamos la Casa de Socorro, abierta las 24 horas del día, con las cruces hospitalarias en las farolas que flanquean su portada. Actualmente esas mismas farolas señalan la entrada al Albergue de Transeúntes, donde encuentran techo aquellos que, desgraciadamente y por causas muy diversas, no disponen de uno propio. Todas las semanas, la Institución se encarga también de repartir alimentos de primera necesidad y cada vez es mayor el número de familias que acuden a recogerlos y así poder llegar a fin de mes. Son muchos los miles de kilos de alimentos repartidos y casi se ha duplicado la cantidad que se entregó el año pasado. Aún así, y a pesar del esfuerzo que se realiza, las existencias se han agotado en algunas ocasiones. Tal como está el panorama económico, el próximo año no se presenta muy halagüeño. Dicen los expertos que en el 2009, el paro será aún mayor y las necesidades por cubrir en las familias de menos recursos irán en aumento. Sin duda, los Caballeros Hospitalarios y otras muchas organizaciones e instituciones benéficas, de las que tenemos muchos y buenos ejemplos en nuestra ciudad, seguirán prestando su ayuda en la medida de todas sus posibilidades. Pero igual que ya no es necesario acudir a las Casas de Socorro porque todos disponemos de asistencia sanitaria universal y gratuita, esperemos que alguna vez los Caballeros Hospitalarios y el resto de asociaciones solidarias puedan encauzar sus actividades hacia otras actuaciones. Ello significaría que se ha avanzado en justicia social.