CALLE PORVERA

Satisfechos del pasado

Cuando la vida está a punto de llegar al ecuador del tiempo que esperamos estar en este mundo, como les ocurre ahora a los de mi generación, algunas ideas vitales brotan con fuerza esperando encontrar una respuesta que refuerce nuestra situación o al menos alivie los deseos infantiles que han podido quedarse estrellados en el muro de la realidad.

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A todo niño le han preguntado alguna vez en el colegio qué quería ser de mayor y supongo que habrá de todo, desde los que han conseguido hacerlos realidad hasta los que la fortuna o la vida les ha llevado por otro camino muy distinto.

Reflexionando estos últimos días sobre esta cuestión me vienen a la memoria ejemplos de personas que han cubierto sus expectativas, alcanzando algún puesto de relevancia en el mundo de la política u otros ámbitos. También encuentro el perfil de gente que ha visto como pasaba el tiempo mientras seguía instalado en la juventud tardía y ahora se plantean que quiere recuperarlo a toda marcha para llegar a ser alguien en la vida. Las dos opciones me parecen loables, aunque sin duda con la primera aparentemente se puede haber alcanzado la felicidad en términos genéricos mientras que la segunda la encuentra, aunque quizás no lo sepa, en los retos actuales. Incluso sé de personas que viven en una eterna etapa juvenil, que no tienen intención de cambiar, siendo aparentemente felices.

En definitiva, la moraleja es que la satisfacción no está tanto en lo que se consigue alcanzar, sino en sentirse bien consigo mismo y con su entorno. De lo contrario, vivir ansiando ser alguien termina convirtiéndose en una pesadilla.