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Ya está en las librerías la segunda parte del best seller de Stieg Larsson

Stieg Larsson nunca podía imaginar que uno de cada tres suecos comprara alguna de sus novelas; o que en España se vendieran 300.000 ejemplares de El hombre que no amaba a las mujeres en apenas seis meses. El periodista y escritor nórdico falleció en 2004 de un ataque al corazón, antes de que viera la luz su trilogía Millennium. Cuatro años después, este nuevo exponente de la novela negra sueca -junto al consagrado Henning Mankell- ha logrado que sus dos novelas se publiquen ya en 40 idiomas y sea uno de los fenómenos de los últimos años. La segunda entrega de la saga, La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina (Destino) sale a la venta con una tirada inicial de cien mil ejemplares.

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La vida de este autor sueco siempre estuvo marcada por su inconformismo con la sociedad que le tocó vivir. "Decía que había tres problemas: el de la raza, el sexo y la clase social. Si no se solventan, el mundo seguirá siendo malo", explicó su colaborador y amigo Kurdo Baksi durante la presentación de la novela en la Embajada de Suecia en Madrid. Los dos se comprometieron en la lucha contra el racismo desde 1995 con la fundación de la revista Expo, en la que el 50% de los periodistas escriben sin cobrar.

Un escritor tímido

Baksi recordó que su amigo era «un 25% de sueco tímido, un 50% de madre Teresa de Calcuta y un 25% de soñador». Sin esta combinación no se puede entender al escritor que fumaba 80 cigarrillos y tomaba 15 cafés al día y que un buen día decidió plasmar su lucha contra las injusticias en unos libros partiendo de un género tan clásico como la novela negra. «Comenzó a escribirlos hace 15 años. Pero en 1997, decidió quemarlos para luego hacerlos de memoria. Así era Stieg», apuntó su colega. La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina vuelve a tener como eje a Mikael Blomkvist y Lisbeth Salander, dos personajes antagónicos. El primero está considerado el alter ego del autor. Los dos dirigen una revista, los dos son periodistas. «La gran diferencia es que Mikael es un mujeriego y Steig, no», bromeó Baksi. Ella, en cambio, rompe moldes. «Es bisexual de forma abierta y eso no es normal en Suecia. Además, es hacker, no trabaja y gana mucho dinero», explicó. La novela ha despertado tanto interés que las grandes librerías europeas ya han advertido que la primera tirada es insuficiente.