Clases

a vuelto a suceder. Una vez tuve la suerte de participar en una charla de sobremesa con un par de periodistas reconocidos e inevitablemente por mi presencia se acabó hablando del Cádiz y del fútbol en general. Y ellos, no muy futboleros, alucinaban con la prensa deportiva, pues según ellos, si hicieran lo mismo serían tachados de clasistas, viendo el trato diferencial que se da a pobres y ricos. Yo les expliqué que era más o menos lógico por cuestiones de audiencias. A lo que uno me contestó: ¿hasta en la muerte hay audiencias? Y me dejó sin argumentos. Pues bueno ha vuelto a suceder. Este fin de semana un chaval cae fulminado durante un partido de fútbol. ¿Y la prensa? Pues pasó por la noticia casi de puntillas. Mientras dedica páginas enteras a la lesión de otro chaval futbolista, pero millonario. Seguro que el pobre chaval de Huelva no tendrá partido homenaje, ni la cobertura informativa que tuvo el entierro de otro que todos recordamos.

Pero lo peor es que en el campo donde falleció no había la atención médica necesaria o mínima para estos eventos. ¿Y por qué no se denuncia esto? ¿Cuántos campos habrá en estas condiciones? Sin ir mas lejos el domingo en El Rosal, un jugador quedó conmocionado ¿Y no había médico! Gracias a Dios que el Sevilla juvenil, traía uno, que si no... ¿Se imaginan ustedes que esto pasara en los campos de la Liga Profesional? Sería un escándalo ¿Por qué no lo es en estos casos? ¿Clasismo! Me gustaría conocer qué tipo de reconocimientos médicos deben superar todos estos chavales para que se les curse la ficha. Puede ser que ninguno. Hay que pensar que la vida de un chaval anónimo vale por lo menos lo mismo que la de un famoso. No paramos de criticar la prensa del corazón cuando la deportiva anda casi por los mismos derroteros. Cómprenla y lean a ver si encuentran algo sobre Guti, el chaval que murió el domingo, porque todo estará dedicado al otro Guti, al del Madrid, que le duele la cabeza. Tanto tienes, tanto vales. deportes@lavozdigital.es