Te amo, Je t'aime, etc.
Tengo en casa uno de esos diccionarios multilingües ideados para viajar por países cuya lengua desconocemos sin morirnos de hambre, sed o desesperación. En este sencillo manual se enseñan frases tan elementales y necesarias como «¿Dónde está el cuarto de baño? ¿Y el lavabo?», «¿Cuánto cuesta esto?» o «Deseo repostar gasolina». También proporciona un amplio vocabulario culinario, que comprende desde los nombres de todos los pescados imaginables (incluidas la langosta y el bogavante, ¿toma ya crisis!), a los de las frutas más exóticas, como guayabas y zapotes (¿qué son zapotes?, me pregunto cariacontecida), además de los términos que remiten a los modos de preparación: estofado, rebozado, fermentado, con salsa mayonesa... De la lectura de este librito deduzco que uno puede andar por el mundo comiendo, comprando y haciendo sus necesidades fisiológicas (mayores y menores) en todos los idiomas, con sólo un golpe de diccionario. Lo cual me tranquiliza una barbaridad, no crean.
Actualizado:Sin embargo, en esta utilísima guía idiomática no se recoge una sola palabra que pueda servirme para expresar mis sentimientos, mi admiración, o mi pena. Por ejemplo, no explica cómo se dice «esta puesta de sol es maravillosa», o «echo en falta a mi familia». Ni muchísimo menos enseña cómo decir «te amo», «te deseo», «qué ojos tan grandes tienes» o «nunca te olvidaré». Siguiendo sus instrucciones, deberíamos recorrer el mundo sin enamorarnos, sin sorprendernos y sin coquetear. Sin esos tres alicientes, pierden mucho los viajes. Me cuestiono si merecerá la pena arrastrar la maleta y los huesos por aeropuertos infames, dormir en camas incómodas y desconocidas, comer platos sospechosos, beber aguas con papeleta segura para la gastroenteritis... ¿No saldrá más a cuenta comprar otro diccionario?