Interior del Sputnik 1 que emitía un 'bip-bip', capaz de sintonizarse mediante una radio desde cualquier hogar. / LA VOZ
Ciencia

La conquista del espacio exterior

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Ya han pasado medio siglo desde que el satélite, no más grande que una pelota de baloncesto, llamado Sputnik I, revolucionase al mundo entero. Los rusos habían logrado poner en órbita con éxito el primer satélite artificial, una hazaña que el resto del planeta contemplaría con la boca abierta y el corazón encogido. Y es que, lo importante no era conquistar el espacio, sino demostrar que se tenía la capacidad y el material necesario para poner algo en órbita. Por lo tanto, el verdadero protagonista para las altas esferas militares y políticas de ambos bandos no era la esfera con un radio transmisor que emitía una señal capaz de sintonizarse en la radio, sino el cohete que lo propulsaba. Si era capaz de conseguirlo, como así fue, también podría portar cabezas nucleares a una distancia de 8.000 kilómetros. Una amenaza velada demasiado peligrosa. Asimismo, los dirigentes soviéticos vieron con entusiasmo en los logros espaciales una manera de aglutinar a sus seguidores, un medio propagandístico muy favorecedor para su sistema. De ahí que, tras el primer 'compañero del viaje', significado de la palabra Sputnik, llegase el segundo con la perra Laika a bordo. Fue el primer ser vivo en llegar al espacio exterior. No obstante, los estadounidenses no se quedaron de brazos cruzados y, meses más tarde, el 31 de enero de 1958, el Explorer-1 alcanzaba el cosmos. La competición no había hecho más que empezar. Aunque durante algunos años los comunistas lograron mantener el liderazgo en cuestiones espaciales, enviando la primera nave no tripulada a la Luna, obteniendo las primeras fotografías de su cara oculta o logrando traer de vuelta con vida al primer hombre que viajó al espacio, lo cierto es que fue Estados Unidos quien se hizo con el mérito de poner un pie en la Luna. Sin embargo, esta competencia velada, esta rivalidad por hacerse con los mejores equipos, avances tecnológicos y descubrimientos, han hecho que hoy en día todo el planeta se beneficie de las conexiones vía satélite, sin las cuales no veríamos competiciones deportivas, hablaríamos por teléfono o conoceríamos las ventajas de los GPS. Por lo tanto, y como dice el refrán, ''no hay mal que por bien no venga''. Esperemos que las próximas mejoras se hagan con el fin de avanzar y aprender, y no como resultado de rencillas entre estados. ¿Sería mucho pedir? La Casa de la Cultura de San Fernando acoge hasta el 28 de noviembre la exposición 'Medio siglo de aventura espacial. Del Sputnik a la Estación'. No se la pierdan si quieren conocer más de este hecho histórico.