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«Antes de actor iba para médico»
«Por mi edad ya no me dan papeles de personajes que tienen amores», lamenta el intérprete
Actualizado: GuardarÁlvaro de Luna se ha sometido a una importante operación en Hospital Central, serie en la que ha iniciado una colaboración de varios capítulos como actor invitado. En realidad, a sus 73 años, el artista goza de buena salud, ama una profesión en la que pretende seguir hasta que el cuerpo y su disfrute aguanten, y continúa acudiendo a sus tertulias literarias en el Café Gijón junto al nonagenario Manuel Alexandre, a quien ayuda a preparar algunos guiones. Su siguiente trabajo será en el teatro, con una comedia de Elvira Lindo.
-Le ha tocado el papel de enfermo, pero con buen pronóstico.
-Por mi edad ya no me dan papeles de personajes que tienen amores, aunque en este caso, el del emigrante que interpreto, está el recuerdo de un amor frustrado, que es tan duro como la operación de corazón a la que le someten. Es un papel que tiene la melancolía de aquel que cree que aquello que no ha vivido es mejor que lo que tiene.
-¿Vive usted también añorando el pasado?
-Soy un nostálgico positivo porque cuando miro atrás creo que lo que tengo delante es mejor. Tengo nostalgia de la juventud, de poder saltar, de salir por la noche y estar tan fresco al día siguiente, pero no creo que el tiempo pasado fuera mejor. Es mejor éste, aunque ahora haya dificultades. Y el próximo será mejor que el de ahora.
-Empezó a estudiar Medicina. ¿Por qué lo dejó?
-Estudié Medicina por agradar a mi madre. Los padres siempre quieren que estudies para tener un porvenir resuelto, pero nunca me gustó hurgar en los cuerpos. Luego se cruzó esta profesión por medio y todo se quedó anclado.
-¿Qué le parece la España de Zapatero?
-Esa palabra que parece tan manoseada, el talante, me gusta mucho. Al margen del presidente del Gobierno, creo que la sociedad no está tan mal como algunos dicen. Tengo una hija que acaba de terminar Biología y otra que es abogada. Las oigo hablar y sé que tienen problemas, pero hace 40 años existían esas mismas dificultades y todo era más gris. En momentos difíciles como éste hay grandes esperanzas. Los españoles tenemos mucha fuerza, somos un país que hemos atravesado momentos cruentos, con violencia, y hemos salido adelante. Esta crisis la vamos a solucionar no los políticos, sino entre todos.
-Usted también viviría momentos difíciles cuando empezó.
-Como todo el mundo. Viví en Italia, en Yugoslavia y Alemania ganándome la vida como especialista de cine. Pero cuando eres joven suples con ilusión las dificultades. Entonces, todo era chato. En Alemania vi a muchos andaluces que vivían en barracones, trabajadores infatigables. Yo entonces era muy deportista, lanzaba jabalina, había hecho lucha greco romana y esgrima. Todo eso me valió para trabajar en Europa. De vuelta a España, en 1965, hice mi primera película, con Antonio Isasi Isasmendi, quien me enseñó a amar el cine, porque hasta entonces mi trabajo era un poco circense. Como entré en la interpretación un poco tarde lo he cogido con ganas. Mientras no me falle la memoria y el cuerpo aguante, sería bonito trabajar hasta el final
«Aprendí rápido»
-Usted ha comentado que es un producto de la televisión porque quemó etapas gracias a 'Curro Jiménez'.
-Efectivamente. Con la televisión todo era más rápido, no tuve que subir escalones en el teatro, aprendí con rapidez. A Curro Jiménez se incorporaron los grandes directores del momento, como Mario Camús o Rovira Veleta. Aprendías rápido. Al Algarrobo le estaré eternamente agradecido, sobre todo porque me acercó al público.
-¿Cómo ve la televisión de hoy respecto a la de aquel tiempo?
-Ahora se ve más televisión que nunca. Las series son tan buenas como las buenas que hicimos en aquellos años, y los actores son casi mejores. Luego hay otros programas que infravaloran al ser humano, pero yo no echo la culpa a la televisión de los espacios que no me gustan, sino a la sociedad. La televisión es un invento que puede dar información, conocimiento, emociones, pedagogía y solidaridad. Por otro lado, a muchas personas les puede sentar mal que a un delincuente confeso le remuneren con unas cifras enormes por una entrevista en una cadena. Lo bueno es que hoy se sabe todo.