Chávez llama a aceptar el resultado
Las municipales y regionales se presentaban como un plebiscito al presidente, quien aseguró que la gobernabilidad está asegurada
Actualizado: GuardarLas encuestas preveían que el chavismo ganará la mayoría de los 603 cargos en liza en las cruciales elecciones regionales y municipales celebradas ayer en Venezuela, pero que perderá algunas gobernaciones. En opinión de los analistas, esto podría torpedear la esperanza del presidente Hugo Chávez de gobernar indefinidamente y marcaría el declive de su peculiar socialismo.
Gran parte de los 17 millones de electores convocados a las urnas en el polarizado país acudieron a los colegios electorales desde muy temprano. Aristóbulo Istúriz, militante del gubernamental Partido Socialista Unido (PSUV), declaró que las elecciones eran una fiesta democrática y que «nuestras diferencias las dirimimos a través del voto». De lo que no cabía duda es de que no fueron unos comicios más. «Hay mucho en juego», señaló Freddy Frontado. Ciertamente, las urnas eran una especie de plebiscito para Chávez.
En algunos lugares se despertaron al toque de trompeta. Simpatizantes chavistas recorrieron barrios pobres y algunas calles caraqueñas al ritmo de dianas militares. Muchos hicieron colas desde 4 de la madrugada como había pedido el presidente. Él esperó hasta el mediodía. Vestido con una chaqueta verde olivo que destacaba sobre la marea roja de camisetas de sus seguidores, ejerció su derecho al sufragio, que no es obligatorio en el país sudamericano. «Venezuela seguirá teniendo un alto grado de gobernabilidad independientemente de los resultados», afirmó. Y apeló a la población para cumplir el «deber moral» de votar y les pidió esperar y aceptar los resultados con «calma y paciencia».
El líder bolivariano recordó que desde que ganó la primera elección en 1998 «siempre» ha reconocido la voluntad popular, incluso ante las «grandes derrotas», como definió al batacazo sufrido en el referéndum constitucional del 2 de diciembre del 2007 y que le cerró -por el momento- la posibilidad a la reelección indefinida.
«En Venezuela es imposible hacer fraudes», dijo el gobernante. Ante las denuncias de la oposición en ese sentido, advirtió de que sólo «les esperaría la muerte política» a aquellos sectores que rechacen los resultados de los comicios. Según Chávez, «el Estado está preparado para hacer cumplir la voluntad popular. Estamos listos para cualquier eventualidad y espero que no ocurra nada». Rodeado de sus hijos y nietos, el dirigente populista insistió en que en su país se vota «en plena libertad» y que se goza de una «democracia vigorosa (...) cada día más viva».
Aunque se presentaron un batallón de partidos pequeños (786), los comicios se dirimían entre el oficialismo y la oposición. Desde ambos lados, se repitieron insistentemente los llamamientos a votar. Confiaban en aumentar porcentajes rascando puntos de la presunta elevada abstención.
Confianza de la oposición
La oposición, liderada por Manuel Rosales, gobernador de Zulia y aspirante a la alcaldía de Maracaibo, aspiraba a retener las dos feudos ganados en 2004 y a hacerse con algunos más, como el Ayuntamiento de Caracas o el estado de Miranda, donde se asienta la capital. El chavismo se ha empeñado hasta el final en arrebatar Zulia a Rosales por ser un emblemático bastión opositor. El presidente ha acusado al gobernador de corrupto y ha prometido meterle a la cárcel. Incluso amenazó con sacar los tanques a la calle si se rechazan los resultados.
La jornada transcurrió con normalidad. El ministro de Defensa, general en jefe Gustavo Rangel Briceño, confirmó que «las contingencias han sido superadas y el país se encuentra en absoluta paz y tranquilidad». Las intensas lluvias caídas en días anteriores -dejaron 14 muertos cerca de Caracas- amainaron y permitieron que prácticamente el 100% de los colegios electorales abriera sus puertas a las 6 de la mañana (11.30 en España). El cierre estaba previsto para las 16 horas (21.30) pero los centros permanecieron abiertos mientras acudieron votantes.
El Consejo Nacional Electoral (CNE) era el único autorizado para difundir datos. Y no iban a empezar a fluir hasta que se escrutase el 85% de los sufragios. Ningún medio podía adelantarlos so pena de suspensión.