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A LA EXPECTATIVA. «Cuando ETA está en crisis pone la pistola encima de la mesa y busca dirigentes más violentos para cohesionar la organización». / JOSÉ RAMÓN LADRA
ANTONIO CAMACHO SECRETARIO DE ESTADO DE SEGURIDAD

«A ETA se le ofreció acabar como el IRA pero eligió terminar como los Grapo»

«A la banda no le importan los presos, sólo quiere tener atadas a sus familias como forma de buscar un mayor apoyo a sus ideas»

ÓSCAR B. DE OTÁLORA
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En el control de entrada a la sede de la Secretaria de Estado de Seguridad hay un cártel con los rostros de los etarras más buscados. El de Garikoitz Aspiazu, Txeroki, acaba de ser tachado con bolígrafo. Para el número dos del Ministerio del Interior, Antonio Camacho, la captura de Txeroki marca un paso más en la descomposición de la banda.

-¿Qué supondrá para ETA la detención de Txeroki?

- Era el máximo responsable operativo. Pero no hay que analizar su detención de forma aislada sino en el contexto de los últimos tiempos. Hace seis meses se detuvo a Thierry en Burdeos; poco antes se había desmantelado una base de ETA en Cahors, que era su columna vertebral. Todo ello ha generado que ETA se encuentre en un proceso de hemorragia. Dicho de otra forma: ETA cada vez es más débil porque el Estado es más fuerte.

-¿Las divisiones internas se podrán acentuar tras la caída de Txeroki?

-Hacer especulaciones desde el Ministerio de Interior no es bueno. La división que se está haciendo en los últimos tiempos entre un sector duro y otro moderado no es correcta. Lo que ha demostrado la banda es que lo único que sabe hacer es matar. Así que cuando tiene problemas recurre al asesinato.

-La radicalidad de ETA ha aumentado tras la ruptura de la tregua. Por primera vez, se ha amenazado a la directora de atención a las víctimas del Gobierno vasco.

-La experiencia nos demuestra que cuando la banda está en crisis acude a la radicalización. Pone la pistola encima de la mesa y busca dirigentes violentos que creen que son capaces de cohesionar a la banda. Acudir a una mayor violencia no es la solución como lo demuestra que el rechazo a ETA aumente en el País Vasco. Hace años, a una detención como la de Txeroki se hubiera respondido con una movilización de miles de personas.

-¿Las noticias sobre expulsiones de dirigentes como Thierry pueden significar que en ETA sigue siendo una herida abierta la ruptura de la tregua?

-La democracia española ha ofrecido a ETA tres oportunidades de terminar como han terminado otras bandas, como el IRA. Pero ETA ha decidido acabar como los Grapo. El análisis de las treguas demuestra que todas han terminado con una mayor debilidad de ETA porque ningún ciudadano entiende que todas las oportunidades hayan sido rechazadas.

-Visto en perspectiva, y ahora que ha caído una figura como Txeroki, ¿por qué cree que ETA rompió la tregua? ¿Fue una medida unánime de toda la banda?

-El grado de información de todo lo que ocurre dentro de la banda es limitado. En todo caso, la decisión de romper la tregua la tomó la banda en su conjunto.

Aislamiento social

-¿Cree que si se acentúa la debilidad de ETA los terroristas pueden ofrecer una nueva tregua?

-Desde el presidente del Gobierno hasta el Ministro del Interior han enviado mensajes claros y rotundos. El final de la banda va a venir de la presión policial, de la actuación judicial, de la colaboración internacional -con la magnífica colaboración con Francia- y del aislamiento social.

-Otro de los ejes de actuación del Ministerio ha sido la presión a la kale borroka, con decenas de detenciones en apenas un año.

-Es esencial. Las detenciones que se han producido son una estrategia muy eficaz. El propio Txeroki procedía de ese mundo y las últimas detenciones han demostrado que el paso de la violencia callejera a ETA es cada vez más rápido.

-Se da la paradoja de que los veteranos de ETA pusieron en marcha la kale borroka en los 90 y cuando ese mundo se ha incorporado a ETA ha orillado incluso a los más antiguos de la organización por su radicalidad.

-La banda tiene dirigentes cada vez más jóvenes y más enloquecidos. Está inmersa en un proceso de antropofagia.

-ETA, sin embargo, no está teniendo problemas de dinero.

-ETA tiene problemas en todos los ámbitos. También en el económico porque cada vez menos gente cede a la extorsión etarra.

-En ese escenario, ¿cuál es el papel de la izquierda abertzale?

-Batasuna renunció a hacer política hace ya mucho tiempo para convertirse en un títere de ETA. En esa tesitura, Batasuna y sus satélites no tienen futuro.

-¿Cree que desde la izquierda abertzale pueden surgir corrientes que rechacen la violencia?

-Deberían surgir. La grandeza de la democracia es que admite en su seno todo tipo de ideas, excepto las que apoyan o justifican el asesinato o la violencia.

-¿En qué situación se encuentra el colectivo de presos de ETA?

-A ETA no le importan los presos. Solo quiere tener atadas a sus familias como forma de conseguir un apoyo a sus ideas. Respeto a las familias de los presos pero deberían optar por una defensa jurídica. No se puede ayudar a los familiares desde un planteamiento político. Por eso creo que ETA protege ese mundo, porque sabe que así tiene presas a las familias.

-Por primera vez, presos históricos como Urrusolo Sistiaga han defendido el derecho de los etarras a dejar la organización.

-Eso es fruto de la descomposición en que se encuentra la banda y todo lo que depende de ella.

-¿Cree que la crisis de los presos va a aumentar?

-Lo lógico es que cuanto más sean conscientes de para qué les quiere la banda, su crisis se vaya incrementando. En el mundo de los presos también hay miedo con respecto al coste que puede suponer mantener una postura crítica.