El Gobierno británico aprueba un plan valorado en 23.500 millones de euros para reanimar la economía

El ministro británico de Economía, Alistair Darling, ha anunciado en el Parlamento un paquete de medidas valorado en 23.500 millones de euros para estimular la economía nacional, que entrará en recesión a finales de este año. Lo ha explicado durante la presentación de los presupuestos del Estado para el curso 2009-2010, muy esperados en esta ocasión debido a la actual crisis económica. Según el llamado Chancellor of Exchequer, se trata de un "exhaustivo plan" para afrontar los efectos de "una crisis global sin precedentes".

Entre las medidas destacan el aumento, hasta el 45% a partir del 2011, del tope fiscal para quienes tengan ingresos anuales superiores a los 176.400 euros, y la rebaja del IVA desde el 17,5 al 15% con carácter inmediato. Ese nuevo tope fiscal está condicionado a que el gubernamental Partido Laborista gane las próximas elecciones, previstas para el 2010 como muy tarde. Además, esa elevación de la carga fiscal significa, según los observadores políticos, romper la promesa que hizo el Nuevo Laborismo de Tony Blair al conquistar el poder en 1997 de que no castigaría con mayores impuestos a quienes más ganan.

El ministro, que ha rebajado la previsión de crecimiento del PIB para el 2009, que disminuirá entre el 0,75 y el 1,25%, frente al aumento del 2,75% pronosticado inicialmente, ha precisado que la rebaja del IVA se mantendrá hasta 2010. En la práctica, generará 14.700 millones de euros de los que podrán disponer los consumidores.

Se trata de una acción extraordinaria para "tiempo extraordinario" como ha defendido el propio Brown. Con esta medida, el Gobierno espera estimular el gasto de los ciudadanos y garantizar que la crisis "dure lo menos posible". En este sentido, el premier británico ha defendido el carácter drástico de medidas que, en todo caso, serán temporales y no superarán el trienio de duración, y ha advertido de que "fallar en actuar ahora no sólo sería un fallo de política económica, sino de liderazgo". "Hacer demasiado poco demasiado tarde significaría mayor daño y deterioro", ha recalcado, a lo que, posteriormente, el líder de la oposición, David Cameron, ha contestado que los planes del Gobierno son una "bomba fiscal" que incluyen reducciones fiscales que, en el futuro, se traducirán en una subida.

Francia, Alemania y España rechazan la medida

Una medida que tampoco ha tenido buena acogida entre los socios europeos. Para Sarkozy y Merkel "no es una buena medida". La canciller alemana se ha mostrado más partidaria de adoptar medidas de apoyo "puntuales" que, en ningún caso, supongan poner más dinero encima de la mesa y siempre y cuando todo ello se haga "sin precipitación".

"El riesgo que corremos hoy es confundir actuación y precipitación", ha advertido Merkel, que ha defendido medidas nacionales tal y como han sido adoptadas hasta la fecha para hacer frente a la crisis con un "enfoque europeo coherente". En la misma línea se ha mostrado Sarkozy para quien en lo que a atañe a Francia lo que se constata es una bajada de precios, por lo que la elección que se hace es la de la innovación, la investigación y la educación.

Desde España, el secretario de Estado de Economía, David Vegara, ha defendido que "la respuesta puede ser adecuada" pero "no tiene por qué ser la misma respuesta en el caso del Gobierno español". "Situaciones distintas merecen respuestas distintas" y en Reino Unido "el IVA está más alto que en España, que es uno de los países tiene ese impuesto más bajo".

Vegara, que ha recordado que la situación en el resto de las economías del entorno "también es difícil", ha asegurado que "debemos tener confianza en que la economía española tiene capacidad y potencial para afrontar dificultades". "Lo ha hecho otras veces y lo volverá a hacer esta vez", ha espetado.